Albacete

Rajoy y Cospedal marcan en Castilla-La Mancha el inicio del «cambio político»

El PP moviliza a toda su «plana mayor» y exhibe su fuerza en el feudo socialista

El PP dejó ayer meridianamente claro que va a por todas en Castilla-La Mancha, que está convencido de que en las próximas elecciones autonómicas puede conquistar ese feudo tradicionalmente socialista y que su intención es convertirlo en el símbolo del inicio del «cambio político» en España. María Dolores de Cospedal consiguió cuadrar el círculo en la proclamación de su candidatura: exhibición de fuerza, pleno de la dirección del partido para arroparla y un buen discurso, muy personal, pegado a la tierra y alejado de los clichés del argumentario puramente de partido.

Rajoy tuvo con ella la deferencia de dejarle el cierre, un gesto de «generosidad» que ella le agradeció desde el atril. Y los dos coincidieron en la línea argumental, Rajoy más en clave nacional, y la secretaria general y candidata más en clave manchega: el «cambio» es «urgente» y «necesario» por el bien de España. El acto de ayer fue una vez más una plataforma desde la que la dirección popular hizo un guiño a los votantes decepcionados con Zapatero, esta vez con el lema de que el problema de España no es de ideologías, como advirtió el líder popular, sino de «competencia», de que hace falta un Gobierno que no improvise, que no cree problemas donde no los hay, que no divida y que no se base en la «demagogia barata». Eso de la ideología, vino a decir Rajoy, es ya un debate antiguo, y como ejemplo argumentó que Zapatero es el presidente democrático que más recortes sociales ha hecho, mientras que «ha presumido de todo lo contrario».

«Las cosas se pueden hacer de otra manera», insistió varias veces, dentro de un breve discurso en el que dijo que el proyecto del PP está abierto a todos los que quieran decir «no» a Zapatero y en el que glosó las líneas generales de su alternativa. «Éste es un proyecto que busca unir y no dividir, que apuesta por la concordia y al que se pueden unir todos. Esto tiene solución, tiene arreglo, y nosotros estamos preparados para hacerlo», continuó.

En una comunidad autónoma en la que la crisis se está dejando sentir especialmente, el mensaje popular no se desvió de la cuestión económica. Bien para meter el dedo en la llaga de las malas cifras, una deuda de casi 7.000 millones de euros, según recalcó Cospedal, o una «tasa de paro que aquí ha crecido el doble en el último año». Bien para dejar sus promesas, entre ellas la de que «abonarán a los proveedores» todas las facturas que la Junta de Castilla-La Mancha tiene «guardadas en un cajón», según prometió la candidata.

Soraya Sáenz de Santamaría, Javier Arenas, Esperanza Aguirre, Alberto Ruiz Gallardón, Alicia Sánchez Camacho, ex ministros como Miguel Arias Cañete, Esteban González Pons, Ana Mato, Pío García Escudero... y los que faltan, porque ayer el PP no sólo estaba lanzando la candidatura de Cospedal para poner fin a los 30 años de «monopolio» de Gobierno socialista, sino que estaba dando un empujón a la carrera de Rajoy hacia La Moncloa.


«Terminaré con el despilfarro»
La ya candidata oficial a presidir la Junta de Castilla-La Mancha utilizó ayer como cartas de presentación su cercanía a su tierra y a sus problemas, así como un proyecto reformista, centrista, integrador y basado en la concordia. Tocó la fibra humana, la de la política que se refugia en Albacete, a donde siempre vuelve, donde viven sus padres y están enterrados sus abuelos maternos. Y en clave puramente política prometió acabar con los escándalos, con el despilfarro y el lujo, citando el caso de Seseña, el del aeropuerto de Ciudad Real o la polémica desaparición de la caja de ahorros. «No sólo merecemos un cambio de gobierno, sino un gobierno de cambio», sentenció. Y ello implica «bajada de impuestos» o una nueva política de educación en la que a «nuestros niños» se les enseñe a «pensar en libertad». Entre los más de 3.000 militantes se encontraba hasta un ex diputado y ex senador socialista, Ricardo Sánchez Candelas.