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La crisis también marca la Pascua Militar

La crisis lo impregna todo y el Gobierno tiene claro que su principal objetivo es combatirlo desde todos sus ministerios. Defensa no es una excepción y Pedro Morenés lo sabe. Ha llegado a un departamento que tiene que hacer frente a una deuda de 30.000 millones de euros y con un presupuesto que caerá 340 millones.

La crisis también marca la Pascua Militar
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Madrid- Por eso ayer la Pascua Militar tuvo dos protagonistas: los ejércitos y la Armada y la dura situación económica, que ocupó buena parte del discurso del ministro de Defensa y también de la alocución de Su Majestad el Rey. Ambos tampoco olvidaron resaltar los valores característicos de la institución militar y los sacrificios, sobre todo en vidas, que supone su labor dentro y fuera de España.

Morenés dejó claro que «las Fuerzas Armadas son una prioridad de este Gobierno», y desde ese punto de partida, «nunca se escatimarán medios para garantizar la seguridad de sus miembros». Establecida esta base, el titular de Defensa desgranó el futuro del departamento que dirige y sus planes no sólo para el Ministerio, sino también para los ejércitos y la Armada. «Las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil son conscientes de la realidad que vive España», dijo, «y comparten con el resto de la sociedad la necesidad de afrontar la situación».

Valores frente a la crisis
Pero ¿cómo se afronta una situación de esta magnitud? Apelando a los valores militares para gestionarla, valores que también citó el Rey: unidad, disciplina, jerarquía, obediencia, espíritu de iniciativa, de servicio y de sacrificio. Y teniendo claro el objetivo de «fortalecer las capacidades críticas con los recursos disponibles para evitar descender más allá de los mínimos por debajo de los cuales la defensa resulta insuficiente y el daño a la seguridad, inaceptable».

Con ese propósito, Morenés estableció una hoja de ruta cimentada en siete puntos sobre los que trabajar, desde la preparación a los imperativos ajustes pasando por el sostenimiento de una industria armamentística nacional azuzada, cómo no, por la galopante crisis en que vivimos. El primer paso de ese plan, o de esa lista de propósitos, se establece en garantizar la preparación y operatividad de las Fuerzas Armadas. Es decir, que la crisis no merme la capacidad fundamental de los ejércitos y la Armada; los dos siguientes, los ajustes: primero en una profunda revisión de la estructura orgánica del Ministerio de Defensa (de donde Morenés ya ha suprimido una dirección general) y de las Fuerzas Armadas. Y segundo, en un proceso de definición de las capacidades militares que son imprescindibles, las que son redefinibles y las que directamente habrá que suprimir. Un cuarto punto tratará de completar y perfeccionar el sistema de enseñanza militar, y los tres restantes buscarán solucionar los problemas de financiación de los programas de armamento y sostener la industria nacional, a través de la consolidación de su nivel tecnológico y de planes sólidos a medio y largo plazo para la obtención y el mantenimiento de sistemas. En definitiva, sentenció Morenés, «administrar bien la Defensa de España».

Desde ese perfil de gestor con el que el ministro ha llegado a la cartera, buscará, para sacar adelante sus proyectos, el consenso con el Partido Socialista, ya que, como subrayó, la política de Defensa debe «estar en el común de todos los españoles porque sirven a todos de igual forma y con el mismo ahínco».

Morenés, que acudió junto a su equipo recién nombrado y al nuevo Jefe de Estado Mayor de la Defensa, el almirante Fernando García Sánchez, destacó finalmente que la buena valoración de los españoles hacia los militares se debe al «trabajo diario y su puesta a la luz pública con la naturalidad que proporcionan las cosas bien hechas».

 

Guiño a los mutilados
La crisis y los valores castrenses no fueron los únicos puntos de coincidencia de Morenés y el Rey en sus discursos. Ambos tuvieron palabras para los heridos en la guerra de Afganistán y en otras misiones. Morenés abrió la mano a la petición lanzada desde la cúpula militar de reintegrar a los mutilados y heridos en zona de operaciones, que ahora son «jubilados» tras recuperarse de sus heridas, y subrayó que «mantener a nuestros heridos próximos a sus compañeros les proporcionará una forma de sustentar su vocación militar y los hará más útiles y reconocidos». El Rey, por su parte, destacó que, tras visitar a heridos y mutilados, constató la «entereza y las ganas de volver a su puesto de las que hacen gala. Merecen nuestra admiración como ciudadanos ejemplares».

 

LA LUPA
El ex ministro del Interior vuelve a Palacio

Mariano Rajoy, antaño ministro del Interior y hoy presidente del Gobierno, volvió ayer al Palacio Real para celebrar la Pascua Militar. Entre la imagen que acompaña a este texto y la superior han pasado diez años. Rajoy siguió el besamanos al lado de Morenés, otro que retorna tras doce años, y al de uno que se estrena: el ministro del Interior, Jorge Fernández. No perdieron detalle y comentaron con sorpresa los «taconazos» más sonoros de los militares ante el Rey. El presidente, de paso, consultó dudas a su ministro de Defensa.