Cataluña
Una mirada diferente a Tàpies
El Museo de Ceret muestra obras poco conocidas del pintor dedicadas al cuerpo humano
BARCELONA- Un total de 43 obras de Antoni Tàpies, buena parte de ellas desconocidas para el gran público, son las protagonistas de una interesante exposición en el Museo de Arte Moderno de Ceret, un espacio por el que el artista recientemente desaparecido sentía una especial estima. «Antoni Tàpies. Imagen, Cuerpo, Pathos» llega a este pueblo francés tras haber pasado por Alemania e Islandia.
La muestra gira en torno a la obsesión del pintor por la temática del cuerpo y la materia, dos de las ejes de una producción plástica que se extiende a lo largo de cinco décadas. Tàpies seguirá fiel a sus intereses artísticos, pero varió a lo largo de su carrera la manera de plasmarlos. En Ceret queda expresado en los variados formatos, desde el «collage» a la escultura, pasando por las composiciones realzadas con tierra, madera o incisiones grabadas en el cuadro.
Cuadros opuestos
El recorrido se inicia con dos obras aparentemente opuestas, aunque realizadas en un periodo cercano y complementarias. Por un lado, está el genial autorretrato del artista, pintado en 1950, vestido con pijama, apoyando con un dedo un papel en el que aparece su rúbrica. Como contrapunto a la composición realista y figurativa se encuentra «Hilos y argolla», una sorpredente obra de 1946 en la que Tàpies deja intuir formas, aunque sirviéndose tanto de la pintura como del «collage», las dos principales herramientas de buena parte de su carrera.
Con este punto de partida, el espectador puede encontrarse cuadros en los que se invita a ver a Tàpies de una manera diferente, alejado de los tópicos que lo han perseguido durante toda su vida. Es el caso de otro autorretrato, procedente de la colección privada del artista, en el que Tàpies aparece joven, pero dejando inconclusa una mano que solamente podemos intuir abocetada.
Impresionante es una técnica mixta sobre tierra de 1972 titulada «Sardana (Círculo de pies)», en la se ven las huellas dejadas por los pies de la familia Tàpies, así como los del poeta Joan Brossa y su compañera Pepa Llopis.
El pintor no ocultó ensu pintura su propia vida. Por ello también empleó materiales aparentemente privados. Es el caso de un tríptico, minimalista en su ejecución, en el que incorpora tres radiografías, reflejo de lo que habían sido las enfermedades que lo habían dejado encamado durante su juventud.
La búsqueda religiosa tampoco quedó al margen de la plástica de Tàpies. Ejemplo de ello es «Manta encolada», una pieza muy sencilla presidida por unas manos en posición de oración que se apoyan en una de las típicas cruces del pintor. Igualmente «Gran torso», una madera del año 1988, parece inspirarse en la representación del «Ecce homo» herido y surgiendo de una oscuridad inquietante.
- Cuándo: Hasta el 30 de octubre.
- Dónde: Museo de Ceret. 8, bd Maréchal-Joffre , Ceret (Francia).
- Cúanto: 8 euros.
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