Grand Slam
La venganza con Nadal
El guerrero está preparado para una nueva batalla. Después de la paliza que se dio en la final del Abierto de Estados Unidos el pasado lunes, tras luchar cuatro horas y diez minutos contra Djokovic, acabar derrotado y con los músculos doloridos, Nadal viajó directamente de Nueva York a Sevilla en un chárter que le puso la Federación. Luego cogió un coche y llegó a Córdoba para pelear en otra «guerra». España se mide a Francia en las semifinales de la Davis y ahí está Rafa.
Descanso, masajes, más masajes, un poco de peloteo en la tierra de la Plaza de Toros de Los Califas, y un mensaje a Albert Costa nada más llegar: «No estoy mermado». Nadal quería jugar y el capitán le ha incluido en la jornada de hoy. El manacorense abrirá la eliminatoria contra Gasquet. El capitán francés, Forget, descartó para el primer día a Tsonga. Es un «top 10», pero en tierra bajan sus prestaciones. No es una sorpresa.
La presencia de Nadal en Córdoba no es como la de El Cid. Los capitanes pueden cambiar de opinión hasta una hora antes de que empiece el partido, pero la decisión de jugar de Nadal es firme. No está sólo para asustar, quiere participar. «Si no fuera porque compito por mi país, no jugaría», reconoce Rafa. Es un último esfuerzo antes de tomarse un tiempo de descanso para preparar el tramo final del curso. Ayer reconoció estar «algo cansado, pero preparado para competir». Apenas ha tomado contacto con la pista durante cuatro horas y media y ya ha notado el intenso calor (35 grados). El cambio de la superficie dura a la tierra es brusco, pero tratándose del polvo de ladrillo y Rafa, el periodo de adaptación necesario es mínimo.
España es favorita, pero no debe confiarse, porque Francia está acostumbrada a dar la campanada. El año pasado, aunque como local, derrotó a «La Roja», que era la campeona, por un sonrojante 5-0.
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