Primera División

Argentina

Todos a una, por Julián García Candau

La Razón
La RazónLa Razón

Angela Merkel disfrutó con los goles de Alemania a Argentina tanto como Sandro Pertini con el triunfo de Italia, en el Bernabéu, en la final del Mundial del 82. En aquella ocasión, el Rey trató de moderar los impulsos del viejo y entrañable presidente italiano, quien se mostró en el palco como simple ciu- dadano. El fútbol, el deporte en general, ha con- seguido que personalidades con representación estatal no puedan moderar sus impulsos y se muestren con los mismos entusiasmos que sus conciudadanos. Doña Sofía, la Reina de España, también disfrutó con la victoria ante Alemania. Lo mismo habían hecho los príncipes de Holanda cuando su equipo derrotó a Uruguay.El fútbol tiene la virtud igualitaria en las vivencias de quienes lo presencian. Del Rey abajo ninguno se siente insolidario con los triunfos que enardecen a un país. La selección nacional compuesta por catalanes, mayoría y jugadores nacidos en La Masía del Barça, andaluces, manchegos, madrileños, canarios, navarros, valencianos, asturianos o cualquiera que sea su lugar de nacencia, ha tenido la virtud de crear un ambiente general de entusiasmo nunca visto. Comenzó a crecer con la Eurocopa y no ha dejado de manifestarse. En la Eurocopa, de 2000, en el España-Eslovenia, hubo dos mil eslovenos, todos sus nacionales caben en Madrid y sobra espacio, más que españoles. Gracias a la selección, los jugadores no se sienten solos. Los españoles acuden porque se sienten orgullosos de su equipo.