Calviá
La vidilla del país
Menos mal que empezamos ya el jaleíllo de unas próximas elecciones, y los temas son los que ocupan a diario debates y tertulias: las pensiones y la jubilación, como éxito del Gobierno, actitud razonable de sindicatos y aplauso de patronal y partido de la oposición, aunque todo esto tenga que someterse a revisión en unos 20 años, como sucedió con el Pacto de Toledo, suscrito en 1995. Luego está lo de Zapatero, de quien se habla ya en pretérito perfecto por parte de sus acólitos y a quien la vieja guardia del PSOE lo está sustituyendo ya por Rubalcaba, perro viejo, listo como un zorro, que salvaría de la debacle absoluta a los socialistas, aunque difícilmente conseguiría la victoria electoral. También tenemos lo de Cascos, con su Foro Asturiano de la señorita Pepis, más contento que un niño con zapatos nuevos, y lo de Camps, que reclama que se archive su caso como hicieron con Bono o con Chaves y sus respectivos trapos sucios, ya que de otra forma Rajoy no estaría presentando a alguien que quizá tuviera que sentarse en el banquillo. Esperemos que el juez resuelva antes del 22M. Y, redondeando toda esta aridez, lo más bonito: el anuncio del municipio mallorquín de Calviá, donde están haciendo un casting de concejales que sean altruistas, con dinero por su casa, comprometidos con la transparencia, la participación ciudadana, el medioambiente… En fin, mirlos blancos de la política, que no los hay ni debajo de las piedras. Echemos un vistazo alrededor y nos daremos cuenta de que casi nadie metido a político reúne esas cualidades. ¡Qué ingenuidad tratar de encontrar lo que no existe!
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