Navarra

Firmeza ante la confrontación de ETA por Jesús María Zuloaga

La Razón
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El plan que, tan cuidadosa como erróneamente, diseñaron jugadores de ventaja (hoy fuera de juego, valga la redundancia) para llegar a las elecciones con la apariencia de que ETA había terminado y, con ello, ganar en los comicios (o, al menos, no perderlos por goleada), consumió ayer su último capítulo. Hoy toca afrontar la realidad. La banda no se ha disuelto ni entregado las armas. Como contraprestación, ha recibido un poder que le ha permitido reconstruir su «Frente Institucional». De estar abocada a una derrota segura, ha pasado a una situación desde la que lanzar, según han anunciado sus portavoces políticos, la «confrontación» con el Estado (para obligarle a negociar) y forzar el adelanto de las elecciones autonómicas, que permitan desalojar del Ejecutivo de Vitoria a Patxi López.

La herencia que han dejado al futuro presidente del Gobierno está envenenada. No pasarán muchas semanas desde que tome posesión sin que reciba una carta de ETA en la que se le invite, o simplemente se le recuerde, que debe negociar. El envío de esta misiva está en el «manual» de la banda y ahora más que nunca lo va a cumplir. No le basta con lo que ya ha logrado. Le quedan los presos, los exilados, la independencia del País Vasco, Navarra...

De momento, se anuncia la confrontación «democrática» (veremos qué queda del tono amable y tranquilo de que ha hecho gala el entramado etarra) y, por supuesto, la exigencia de negociación. Pero si con ello no logran lo que pretenden, ¿qué ocurrirá?

La prioridad para el nuevo Gobierno es la de resolver los problemas económicos por los que atraviesa España. Eso a ETA y su entramado le da lo mismo, salvo que la situación de crisis le pueda beneficiar de alguna manera para alcanzar sus objetivos. La amenaza terrorista, que sigue ahí, puede cobrar una fuerza inusitada en un escenario como el que se encuentra nuestro país y en el que va a seguir durante algún tiempo. Por ello, el único lenguaje que cabe ante el mundo de ETA es el de la firmeza. Si en algún momento se quieran disolver, entregar las armas, pedir perdón a las víctimas , reconocer sus errores, renunciar a la independencia, etcétera...habrá que actuar en función de ello. Si, como parece seguro, ocurre lo contrario, habrá que estar preparados para las consecuencias. «El final no está escrito», dijeron los pistoleros en «Gara». De cómo se redacte, depende el futuro de la España constitucional.