Museo del Prado

Una conciencia puesta en pie por Pere Gimferrer

Una conciencia puesta en pie por Pere Gimferrer
Una conciencia puesta en pie por Pere Gimferrerlarazon

Se ha dicho del poeta que es una conciencia puesta en pie hasta el fin. No cabe mejor definición de la trayectoria de Tàpies. Toda su pintura puede verse como la proyección de esta conciencia y únicamente en tal sentido puede llamarse abstracta una obra tan enraizada en lo inmediato y en lo concreto. También en este mismo sentido es profundamente ética, y si a algunos les resultó alguna vez difícil cabría recordar o parafrasear aquella frase de Jean Genet según la cual la dificultad es la cortesía del autor hacia su público. El signo de la máxima curiosidad intelectual de Tàpies es también el de la máxima indagación y está perfectamente descrito y cifrado en el libro quizá más representativo de Tàpies, «El arte y sus lugares» (Siruela, 1999). Su propia casa y su propia colección personal, que últimamente empezaron a exhibirse en su fundación, son un ejemplo de ello y han servido de claro modelo y precedente para las sucesivas exposiciones que, desde 2007, con el título «Artempo», hasta 2011, con el título de «TRA», se han llevado a cabo en el marco de la bienal de Venecia en el Palacio Fortuny y que hubieran sido imposibles sin su ejemplo.
Por su unión de radicalidad y ahondamiento, esta obra es única en nuestra plástica contemporánea y admite muy pocos paralelismos en el ámbito internacional: no es casual que un artista externamente muy distinto como Balthus pidiera que Tàpies presentara su retrospectiva madrileña, ya que, aunque en apariencia dialoguen con zonas distintas de la historia del arte, la naturaleza personalísima y rigurosa del diálogo los hermana y los convierte en grandes solitarios. Dicho esto, Tàpies presupone tanto el arte romántico como el arte de Miró, puesto que lo propio de todo artista es refundar las obras que le precedieron en una nueva entidad que a ninguna de ellas puede asimilarse y a todas sintetiza. Es precisamente este gesto el que distingue al gran artista del que es simplemente un buen pintor.

Pere GIMFERRER