La ley se harta de los excesos del «Photoshop»

Dos anuncios de cosméticos han colmado el vaso en Reino Unido. En uno de ellos, la actriz Julia Roberts aparece en un primer plano, con un rostro concienzudamente retocado digitalmente. Pero si hasta un semblante como el de la actriz es aún más perfeccionado con el «Photoshop», ¿cuál es el mensaje que reciben las jóvenes que vean esta publicidad?

Es lo que se ha preguntado el organismo que vela por los estándares de publicidad en Reino Unido (conocido como «ASA»), que ha prohibido recientemente el citado anuncio de maquillaje alegando que contiene contenido «engañoso» y potencialmente perjudicial para las mujeres entre las edades de dieciséis y veintiún años.

El anuncio muestra a Julia Roberts con una piel a la que se le habían enmascarado completamente los poros por ordenador, creando una superficie tan perfecta como irreal. La indignación por los nuevos métodos publicitarios llevó hasta al político liberal-demócrata Jo Swinson a asegurar que este tipo de anuncios «no eran representativos de los resultados que los productos podían lograr».

El otro cartel que ha sido retirado estaba protagonizado por la modelo Christy Turlington. Aunque las compañías ya han salido al paso de las críticas argumentando que simplemente querían «reducir las sombras, suavizar los labios y oscurecer las cejas».

Perjuicios para la autoestima de las adolescentes
Las técnicas de retoque fotográfico son una práctica habitual para «maquillar» digitalmente los anuncios. En el caso de los cosméticos, la ASA («Advertising Standards Authority») ha solicitado que todos los anuncios de cosméticos presenten una prueba de la cantidad de retoques hacer con el fin mantener un grado de honestidad en la publicidad.

En el caso de Roberts, el anunciante no explicó el proceso de retoque de la piel de la actriz y ha sido desautorizada su exhibición ya que se considera potencialmente perjudicial para la autoestima de los adolescentes.

La ASA pretende así poner coto a las licencias que hasta ahora se permitían las compañías para «trucar» cualquier imagen con fines comerciales.