España

«El ecologismo no es patrimonio de nadie»

Lipperheide es doctora en biología y ha publicado con la Fundación FAES el libro «Ecologismo sensato en España» en el que nos cuenta las políticas medioambientales que tomó el gobierno entre 1996 y 2004, años en los que Verónica asesoró en estos temas al entonces presidente José María Aznar.

«El ecologismo no es patrimonio de nadie»
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«Ecologismo sensato en España», un título que se me antoja extraño ya que la ponderación y el ecologismo no parecen ir de la mano casi nunca.
-El ecologismo no es sólo pedir la moratoria de una autopista o engancharte a un árbol para llamar la atención, que ambas cosas me parecen respetables, pero hay formas más sensatas de proteger el medio ambiente. Sabemos que existen necesidades sociales y económicas que debemos cubrir, pero eso no implica que haya que cargarse o degradar el planeta. Crezcamos como sociedad, pero en un entorno saludable.
-¿Un ecologista de derechas no parece raro?
-El ecologismo, desde sus orígenes, siempre ha estado vinculado a la izquierda, pero muchos gobiernos de centro derecha, en España y Europa, han demostrado con sus actuaciones que el ecologismo no es patrimonio de nadie ni monopolio de ideología alguna. Es un tema de sentido común.
-Su libro trata sobre las políticas medioambientales que se pusieron en marcha en España del 96 al 2004. ¿Cuál fue la más positiva?
-El punto de inflexión lo marcó la creación del Ministerio de Medio Ambiente, en el 96. Hasta entonces las políticas medioambientales se hacían de manera dispersa. Incluso se daba la paradoja de que medio ambiente y la construcción de infraestructuras lo llevaba el mismo ministerio. Regulado y regulador eran lo mismo.
-¿Y lo peor?
-No se hicieron las cosas mal. Igual hubo alguna que se dejó de hacer o que no tuvo el resultado esperado, pero en general no hubo nada mal.
-¿No cree que Aznalcóllar con el caso Boliden y el hundimiento del Prestige fueran fracasos?
-No. Ambos fueron accidentes, y un accidente puede ocurrir en cualquier momento, pero no son achacables a la gestión. El Gobierno hizo una buena gestión. En el de Aznalcóllar conseguimos que la incidencia en el Parque de Doñana fuera mínima. En muchos foros internacionales se nos felicitó por la intervención. Y en el caso del Prestige se tomaron las mejores decisiones y se hicieron las cosas lo mejor que se podían.
-¿Aquello le costó caro al Gobierno?
-Quizá no se supo vender el trabajo que realizamos. Le pongo un ejemplo: Los afectados del Prestige estaban recibiendo ayudas económicas a los tres días del desastre, los del «Mar Egeo», ¿recuerda aquel desastre del año 92? Aún no han cobrado ni un euro.
-La Cumbre medioambiental de Cancún está en marcha. ¿Estas reuniones sirven para algo?
-Sí, porque se habla del tema en todos los medios de comunicación, y sirve para sensibilizar a la gente. Y también porque, aunque no se consigan acuerdos vinculantes, se llega a algún avance en las posiciones de los países.
-Es defensora de la energía nuclear. ¿Por qué cree que es tan positiva?
-Porque forma parte de la solución del problema del cambio climático. También soy defensora de las energías renovables, pero hay que reconocer que tienen demasiadas limitaciones.
-¿Utiliza la bici como transporte?
-Me encanta, pero sólo los fines de semana. Me da pánico cogerla por Madrid con el tráfico. Eso sí, uso la moto que contamina bastante menos que el coche.