Cara y cruz de Chile

Durante su etapa al frente del Centro Dramático Nacional, Gerardo Vera inauguró, en 2009, el ciclo «Una mirada al mundo», un escaparate abierto a dramaturgias de otros países en formato de pequeño festival. Por el CDN han pasado así en estos tres años obras de Thomas Ostermeier, la Jo Stromgren Compani, Tim Robbins, Guy Cassiers, Wajdi Mouawad, el Teatri Uniti o Romeo Castellucci, entre otros directores y compañías. Este año, el ciclo ha programado una coproducción anglo-catalana, «Forests», que levanta hoy el telón en el Teatro Valle-Inclán con dirección de Calixto Bieito; vendrá también el británico Declan Donnellan con «Tres hermanas», de Chéjov; el cubano Pancho García con un texto de Paloma Pedrero, «En el túnel un pájaro»; y por primera vez en España, la norteamericana Anne Bogart y la compañía neoyorquina SITI, con «Bob», un recorrido por la obra de Robert Wilson.

Pero hay otra novedad que podrá verse esta semana en la Sala Nieva: un joven representante de la dramaturgia más puntera de Hispanoamérica, el chileno Guillermo Calderón, que trae a Madrid el programa doble «Villa + Discurso». Son en realidad dos obras en una, separadas por un pequeño descanso: en la primera, vemos a tres mujeres discutir sobre qué uso darle a Villa Grimaldi, el infame centro de detención, tortura y asesinato de la dictadura de Pinochet (el montaje se representó de hecho en la propia Villa Grimaldi y en otros centros de detención reconvertidos). En la segunda, las mismas actrices recrean el discurso de la presidenta saliente Michelle Bachelet. Imaginado, claro está, y con tres posibles variaciones, una ficción que le sirve a Calderón para hablar sobre lo que considera la deriva de una mujer que fue víctima de torturas y gran esperanza del socialismo chileno hacia los intereses del capitalismo.