España

El Rey hace justicia al «Alcántara» 91 años después

Impuso la Laureada colectiva al regimiento de Caballería en un acto histórico. El coronel del regimiento subraya que «España siempre reconoce a sus héroes»

Varios soldados vestidos como sus predecesores de 1921 inician el homenaje a los caídos
Varios soldados vestidos como sus predecesores de 1921 inician el homenaje a los caídoslarazon

MADRID- «La muerte no es el final», entonaban al final del acto los 800 militares formados en el patio de la Armería del Palacio Real. Ayer, más que nunca, esta tradicional canción castrense adquirió un sentido más alto, más cierto, más rotundo. Ayer, unos hombres caídos hace 91 años culminaban su leyenda y encumbraban el nombre de su regimiento al Olimpo oficial de los héroes.

Hacía demasiados años que España tenía una deuda con el regimiento de Caballería «Alcántara». Más de nueve décadas desde que, en medio del desastre de Annual, sus integrantes llevaron a cabo una de las gestas militares más grandes que se recuerdan, lanzándose contra el enemigo en clara desventaja para proteger a las tropas que huían. El regimiento quedó aniquilado, pero cumplió con su misión con una demostración de grandeza cuyo reconocimiento ha quedado postergado demasiados años. Ayer, en la plaza de la Armería del Palacio Real, Su Majestad el Rey saldó esa deuda en un acto histórico.

Impuso la Cruz Laureada colectiva al regimiento ante la Familia Real casi al completo, cuatro ministros, las principales autoridades del Estado, las órdenes nobiliarias y militares y buena parte de los ejércitos y la Armada. La solemnidad y excepcionalidad del acto (la última colectiva se otorgó en 1943) requería de una puesta en escena acorde. Chaqués, uniformes de gala, las 24 banderas de las unidades que tienen la Laureada colectiva o la Medalla Militar colectiva, y un silencio inigualable en los momentos más intensos. Frente a los invitados, frente a los Reyes, los Príncipes, las Infantas Elena, Pilar y Margarita, el Infante Don Carlos, delante de los descendientes de aquellos que murieron haciendo frente a los rifeños, el Regimiento «Alcántara» al completo, con su coronel, Juan Luis Sanz y Calabria a la cabeza, y acompañado por la Guardia Real. Tras serle impuesta en el estandarte la corbata que atestigua la heroicidad de sus predecesores, el coronel Sanz y Calabria subrayó que el acto de ayer «es la constatación de que España siempre reconoce a sus héroes».

Instantes antes, el Rey, vestido de capitán general del Ejército de Tierra, había empleado la solemne fórmula de imposición: «Gloriosa Enseña, en nombre de España y para honrar al Regimiento de Cazadores de Alcántara de Caballería que representáis y a quienes lucharon heroicamente bajo vuestros colores, me honro en imponeros la Corbata de la Laureada que os ha sido concedida».

El relato de aquella gestacompuso la parte central del acto. La arenga del teniente coronel Primo de Rivera antes de la carga del regimiento contra el enemigo resonó con contundencia en medio del silencio del patio de la Armería: «La situación, como ustedes pueden ver, es crítica. Ha llegado el momento de sacrificarse por la Patria cumpliendo la sagrada misión del Arma. Que cada cual ocupe su puesto y cumpla con su deber. ¡Soldados! Ha llegado la hora del sacrificio. Que cada cual cumpla con su deber. Si no lo hacéis, vuestras madres, vuestras novias, todas las mujeres españolas, dirán que somos unos cobardes. Vamos a demostrar que no lo somos».

El homenaje a los que dieron su vida por España, uno de los momentos más emotivos, también tuvo su especificidad. Un pequeño grupo de efectivos de caballería vestidos como los que protagonizaron la gesta en 1921 – con pantalón bombacho y botas de caña alta– y seguidos por un caballo blanco, portaron la corona de laurel que se depositó sobre el monumento.

Los hechos reconocidos ayer con este homenaje militar ocurrieron entre el 22 de julio y el 9 de agosto de 1921, cuando el Regimiento Alcántara protegió el repliegue de las tropas españoles desde sus posiciones en el monte Annual hasta el monte Arruit.De la dimensión de la acción da idea el hecho de que de los casi 700 hombres que formaban el regimiento sólo sobrevivieron el teniente coronel Primo de Rivera –que recibió una Laureada individual y falleció poco después–, dos comandantes, varios oficiales y sólo setenta efectivos de tropa.
Desde ayer, el regimiento cuenta con una corbata en su estandarte en la que figura la máxima condecoración y la leyenda «Annual, 1921». Nunca es tarde...
 

Una concesión excepcional
La Cruz Laureada de San Fernando es la máxima recompensa militar de España, premia el valor heroico y lleva implícita en su concesión el ingreso en la Real y Militar Orden de San Fernando, presidida hoy por el general José Rodrigo. En total hay entregadas 84 Laureadas colectivas, la última de 1943, lo que da una idea de lo excepcional de su concesión.