Chile
Viva la invasión del pop chileno
Francisca Valenzuela, último exponente de la escena del país andino, hace doblete en Madrid, donde presenta «Buen soldado»PARA NO PERDERSEDónde: Mercado de San Antón (calle Augusto Figueroa, 24)/ Matadero Madrid (Ps. Chopera, 10).Cuándo: Hoy, desde las 19:00 horas. / El sábado, desde las 15:30 horasPrecio: gratuito / Entrada de día, 40 euros, abono 60.
MADRID- Sus canciones son como Polaroids de una generación. Prácticamente se le caen de los bolsillos, surgidas de agrias experiencias o del amor platónico por un desconocido que se cruza por la calle. Trata con humor el imaginario de una joven del mundo de 25 años y condensarlo en 12 canciones, las que forman «Buen Soldado», el disco que acaba de publicar en España después de haber sido editado en casi todos los países de América y del enorme éxito conseguido en el suyo, Chile. Pop elegante que engatusa y luego enseña los dientes. «Es verdad que algunas canciones son más vivenciales y otras son fantasías para las que tengo que ponerme en la piel de personajes con los que puedo divagar», dice Valenzuela, nacida en California (EE UU), donde se formó en un colegio «hippie» en el que aprendió a tocar el piano clásico con 8 años, y se hizo escritora bilingüe. En Chile, de bar en bar, forjó una carrera independiente. Voz y piano, a la manera de Fiona Apple, o más cerca, Julieta Venegas.
Después de la visita de Javiera Mena este fin de semana y del paso de Fernando Milagros por el Primavera Sound, ambos chilenos, Valenzuela es parte de una invasión andina muy bienvenida: el pop bien hecho. Hoy, en el mercado de San Antón, junto a Xoel López y Marlango, celebra el Día de la Música en otra edición del «19-06». Para los que no puedan acercarse, vuelve a festejar la efeméride el sábado en el Matadero, en el Día de la Música, ya un clásico del calendario madrileño. Las canciones de su último álbum son poderosamente narrativas: a veces se pone en la piel de un Clint Eastwood ficticio, un «macho chovinista» que confía en sus atributos sexuales («Buen soldado»); se asoma a los complejos de la feminidad en «Mujer modelo», un alegato feminista; o narra las incertidumbres de un proceso de selección laboral en «Entrevista». Aunque a veces se pone un poco más solemne y se inspira en las descracias sociales: «Soy verborreica. Creo que hace falta tener chispa, ironía. Y, aunque tengo un lado muy lúdico, soy seria también». Tanto que participó en el Foro Económico Mundial de Puerto Vallarta y ha publicado varios libros de poesía. «Es una suerte poder expresar lo que te pasa», dice.
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