Valencia

Las cosas claras por Iñaki Zaragüeta

La Razón
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Alberto Fabra se salió con la suya y, de paso, ha mostrado la firmeza de sus convicciones. En definitiva, ha trasladado a los suyos cuál es su forma de ser y el modo con que va a conducir el partido. Pensó que el mejor secretario general para este momento era Serafín Castellano y nadie le ha convencido de lo contrario. Como me decía ayer una persona de su equipo, el conseller de Gobernación era el indicado para dar el impulso a la organización popular y ni el presidente provincial de Valencia, Alfonso Rus, ni la alcaldesa Rita Barberá, con todo su peso político y orgánico, pudieron evitarlo.

Con este paso, además, Fabra ha demostrado que conoce perfectamente a sus compañeros. La rebelión contra su decisión se ha notado en un pequeño porcentaje. Los delegados, en su mayoría, obedecen al poder establecido. No quieren batallas inútiles y optan siempre por la unidad. Como escribí hace unos días, en el PP el dedo es ley. A los militantes, en el fondo, les da igual quién esté, si quien está al mando les conduce a la victoria. En la actualidad, los populares viven una época de excelente salud en ese aspecto. Diecisiete años al frente de la Generalitat, durante los cuales no ha hecho sino añadir instituciones y ayuntamientos a su morral.

En definitiva, Alberto Fabra puede darse por satisfecho con su 81,3 por ciento de los votos, una cifra que le deja libre el futuro. Todo el mundo supone que deberá padecer algún contratiempo, si decidiera relevar al Rus de la presidencia provincial de Valencia. Tras lo visto, ya no me atrevo a diagnosticar qué tiene en la cabeza. Así es la vida.