Distribución
La injusticia de los precios
La diferencia entre lo que paga el consumidor y lo que recibe el ganadero, llega a veces a multiplicarse por tres
Valencia- Un ganadero de bovino recibe, como media, 3,4 euros por kilo de su producción. El consumidor que compre en el supermercado la misma cantidad de ternera pagará 13,4 euros, es decir, 3,7 veces más. Este es uno de los ilustradores datos que se desprende de un estudio realizado por la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA), basándose en el Observatorio de Precios que el Ministerio de Medio Rural (MARM) divulga desde 2004.
Si el mismo ejemplo anterior se realiza con el cordero, la diferencia entre lo que recibe el productor y lo que paga el consumidor, es de 1,6 veces más. En el caso del cerdo -que además es la producción más importante en la Comunitat Valenciana en lo que a ganadería se refiere-, lo que paga el comprador es 3,4 veces superior a lo que recibe el ganadero de porcino, y en el caso del conejo, 1,94 veces superior.
Pero no sólo es alarmante este abismo entre unos precios y otros, sino que lo que llama más la atención es que, mientras que los precios en destino, es decir, en el supermercado, han aumentado en gran medida en los últimos siete años, para los productores este incremento no ha sido tal.
Por poner un ejemplo. En el caso de la ternera, el precio en destino ha subido desde 2004 un 35 por ciento, mientras que el pago al productor se ha incrementado en un nueve por ciento. En cuanto al cordero, el coste para el consumidor ha subido un diez por ciento, mientras que para el ganadero el aumento ha sido de un tres por ciento.
Reparto desigual
A lo largo de toda la cadena de distribución de los alimentos, que empieza con el productor y finaliza en el supermercado, el dinero no se distribuye de forma igualitaria en todos los eslabones.
Según el informe elaborado por AVA, en el caso del bovino el ganadero se queda con el 20,6 por ciento del presupuesto distribuido a lo largo de toda la cadena, mientras que la gran superficie consigue el 79,3 por ciento, una diferencia abismal.
En el porcino, mientras que el productor se queda con el 35 por ciento de las ganancias, el punto de venta gana el 64 por ciento; el mismo ejemplo para la carne de pollo es muy parecido: 34 por ciento frente al 65 por ciento. Además, estas enormes diferencias se agravan con el paso de los años.
El informe revela que desde el año 2004, el porcentaje con el que se queda el eslabón de la cadena más débil, es decir, el de la producción, decrece año tras año, mientras que en el caso de los supermercados sucede justo lo contrario: cada vez consiguen sacar una mayor tajada de todo el proceso.
Tal y como señalaban fuentes de AVA, los grandes perjudicados por esta preocupante situación, no son solo los productores, que no pueden cubrir sus costes, sino que también los consumidores se ven afectados, ya que cada vez pagan más y no se benefician de las caídas de los precios de las materias primas.
Exigieron medidas para paliar esta situación de desconfiguración absoluta del reparto de los precios, y recordaron el enorme esfuerzo de modernización que realiza la ganadería valenciana, y que tampoco puede repercutir en los precios. Alertaron de que la situación se agravará cuando la UE firme dentro de un año el tratado con Mercosur (Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina), grandes productores ganaderos.
La historia se repite
- El drama de la distribución desigual de los precios en la cadena de venta no se produce solamente en la ganadería. Los cítricos sufren exactamente el mismo problema. Hace poco, las organizaciones agrarias denunciaron que una cadena de supermercados regalaba naranjas como reclamo.
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