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La sombra del «Duce»

La participación de Italia en la Guerra Civil buscaba más anexionarse territorio español que ayudar a Franco a crear un estado fascista.

La sombra del «Duce»
La sombra del «Duce»larazon

Es posible que Mussolini considerase que la guerra acabaría pronto y que la victoria de Franco ayudaría a Italia a dominar el Mediterráneo. Se equivocó en ambos aspectos. El general Mario Roatta le advirtió al Duce: «España es un terreno de arenas movedizas. Si se mete una mano irá luego todo lo demás. Si las cosas van mal, nos echarán la culpa a nosotros. Si van bien, nos olvidarán».

La decisión italiana de intervenir fue un error estratégico y político motivado por la hostilidad fascista hacia Francia y el Frente Popular español, por imprecisos planes de expansión de la influencia italiana en el Mediterráneo y por temores de una penetración soviética en España. No había nada particularmente «fascista» en la intervención italiana, pues Mussolini no tenía como objetivo consistente la creación de un Estado fascista en España. Mussolini tenía una pobre impresión de los españoles, a los que consideraba que tenían un elemento árabe en su composición racial.

En un primer momento, Mussolini envió al diplomático Roberto Cantalupo a España con el objetivo de que controlara a Franco, pero éste no fue bien recibido y se marchó a las pocas semanas. A su regreso a Italia, Cantalupo escribió un informe en el que recomendaba a Ciano la salida de Italia de la Guerra Civil española. Sin embargo, no fue recibido por ninguno de los jerarcas fascistas.

Mussolini también envió a Roberto Farinacci para que presionara a Franco con el fin de que adoptase el sistema corporativo en el nuevo régimen que habría de emerger tras la guerra, y para que ofreciera al primo del rey de Italia, duque de Aosta, como posible monarca de España. Sin embargo, el objetivo real de Farinacci era establecer unas relaciones sólidas con la Falange ante la posibilidad de que ésta derrocase a Franco.

El 27 de julio, el Duce, para faciitar el traslado de las tropas marroquíes a Sevilla, decidió apoyar a los insurgentes con un envío de doce aviones Savoia 81 con sus correspondientes tripulaciones. Mussolini tomó esta decisión al conocer el apoyo de Hitler a Franco. A partir de ese momento, grandes contingentes de «voluntarios» y de material militar italiano llegaron a España.

A algunos soldados se les había asegurado que iban destinados a África oriental y se enteraron de que, en realidad, se dirigían rumbo a España. Muchos de esos «voluntarios» eran analfabetos y pobres, ni siquiera sabían dónde estaba España y menos aún contra quién tenían que combatir. Para el escritor Leonardo Sciascia, los italianos pobres fueron a luchar contra los pobres españoles.

Un éxito inmediato de las armas italianas fue la ocupación de las islas Baleares, donde Mussolini ansiaba establecer una base naval permanente que podría utilizar contra Francia. Arconovaldo Bonaccorsi fue enviado a las islas, donde realizó una indiscriminada matanza de prisioneros. El Duce se dirigió al Gran Consejo con estas palabras: «Las Baleares están en nuestras manos. Los españoles son cobardes y crueles. Para ellos el número en la batalla es irrelevante, el número en las matanzas es enorme. En las venas de los españoles hay noventa y nueve gotas de sangre de negro. No será difícil vencer en Cataluña. Es un país de tenderos y los tenderos no pelean».

Las ambiciones territoriales de Mussolini quedarían de manifiesto en los escritos de Ciano: «Queremos que la España nacionalista, que ha sido salvada virtualmente por la ayuda italiana y alemana, permanezca estrechamente asociada con nuestra política (...). Es un hecho que hemos establecido en Palma una base naval y aérea; tenemos buques allí estacionados permanentemente y contamos con tres aeródromos. Queremos mantener esa situación tanto tiempo como sea posible. En cualquier caso, Franco deberá comprender que, incluso después de nuestra posible evacuación, Mallorca tendrá que seguir siendo una base italiana en caso de guerra con Francia. Es decir: pretendemos mantener todas las instalaciones preparadas para que, en pocas horas, Mallorca pueda operar como una de nuestras bases mediterráneas. Si utilizamos la base mallorquina junto con la de Pantelaria y otras ya equipadas, ningún negro será capaz de cruzar desde África a Francia por la ruta mediterránea».

La diplomacia británica consiguió evitar que Italia se apoderase de forma definitiva de territorios españoles. Irónicamente, Anthony Eden, ministro de Asuntos Exteriores británico, que se había convertido en la bestia negra de la Italia fascista, fue el encargado de concertar con el fascismo el que sería conocido como «acuerdo entre caballeros» firmado el 2 de enero de 1937. En virtud de dicho acuerdo, tanto Italia como Gran Bretaña se comprometían a renunciar a cualquier anexión territorial derivada de la guerra de España.

Ambas partes reconocían la compatibilidad de sus intereses en el Mediterráneo y declaraban su respeto por el statu quo de la zona en general y de los «territorios de España» en particular. Fue una de las primeras iniciativas diplomáticas de la polémica «política de apaciguamiento» británica.

(...) El escollo fundamental de las relaciones hispano-italianas tras la Guerra Civil fue el hecho de que Franco y Mussolini albergaban las mismas ambiciones territoriales e imperiales sobre el Mediterráneo occidental. Mussolini comenzó a percibir a Franco como una amenaza potencial para su deseo de apoderarse del antiguo Imperio francés en el norte África.

FICHA

Título del libro: «Musssolini y el fascismo italiano».
Autor: Álvaro Lozano.
Edita: Marcial Pons.
Sinopsis: Más que un fenómeno italiano, una anomalía histórica o la reacción de la burguesía capitalista a las consecuencias amargas de la Gran Guerra, el fascismo fue resultado de una compleja serie de causas que afectaron a la mayor parte de los países europeos de la época, que se manifestaron con matices especiales en Italia, país que contaba con un sistema democrático debilitado por la situación económica y social. ¿Por qué surgió el fascismo? ¿Era Italia un estado totalitario? ¿Fue Mussolini un dictador débil? ¿Modernizó Italia? ¿Era inevitable la alianza con la Alemania nazi? A estas preguntas da respuesta este estudio basándose en archivos de diferentes países.