Londres
Los huevos revueltos de Ana
El Comité Olímpico Internacional asignó el hotel Thistle Euston como sede de LA RAZÓN en Londres, por fortuna. Es cómodo, está comunicado como el resto, lejos del Parque Olímpico, y aún más lejos lo hacen las esperas por las medidas de control antes de entrar, pero tiene una habitación amplia, buen servicio, buen desayuno, el clásico español además de salchichas, huevos revueltos e incluso champiñones, y una camarera que se llama Ana y que es catalana y muy simpática. Fuera, en la calle, hay un ruido que no para en toda la noche, que traspasa la ventana y que no se sabe de dónde viene. Habrá que investigar, pero es un mal menor. Otros compañeros no han tenido la misma suerte. A unos les han asignado una especie de residencia universitaria, también «oficial», según los baremos de la organización. «Huele mal», es la primera descripción. Después el resto: sólo cambian las sábanas una vez por semana, lo mismo que las toallas o los pequeños botecitos de champú, que tendrán que dosificar con cuidado. Además, la ducha está en medio del cuarto de baño, así, como suena, con una cortinilla que, por supuesto, no evita que todo se ponga perdido. Y está ahí, en medio, casi apuntando directamente a la taza del váter.
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