Cataluña
Mas oculta a los catalanes que serían «ciudadanos de segunda»
No podrían acceder a becas Erasmus o a circular libremente por la Unión Europea. Quedarían excluidos de ayudas para pesca o agricultura y de ofertas públicas de empleo
BRUSELAS– Fuera de la Unión Europea con todas sus consecuencias. Es la situación en que quedarían los ciudadanos de Cataluña si el proyecto soberanista de Artur Mas culminara con éxito. Un panorama desalentador que se explica a continuación y del que no han sido debidamente informados los catalanes. Una realidad que el presidente catalán –crecido tras la celebración de la Diada, convertida en un altavoz por la independencia– ha ocultado en todo momento a sus gobernados desde que lanzara su órdago al Gobierno de Mariano Rajoy. Un desafío que acaba de desautorizar la propia UE a través de su comisaria de Justicia, Viviane Reding, y que rechaza igualmente Estados Unidos.
Y es que los ciudadanos de un Estado catalán independiente perderían su ciudadanía europea y con ello, derechos como acceder a becas Erasmus, comercializar productos con total libertad en la Unión o circular por los 27 con el documento de identidad, en el caso de que se produjera una secesión. La Comisión Europea ha aclarado que «la ciudadanía de la Unión Europea, tal y como está definida en el tratado, debe estar vinculada a la ciudadanía de uno de los Estados miembros», lo que supone que los ciudadanos del nuevo país perderían los derechos que vienen aparejados a su condición de miembros de la Unión Europea.
La ciudadanía de la UE complementa la ciudadanía nacional sin sustituirla, por lo que puede considerarse que los derechos son añadidos a los que se tienen como miembro de un Estado. En concreto, la ciudadanía de la UE, como parte integrante del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, confiere a los nacionales de los Estados miembros una serie de derechos. Entre ellos se incluye el derecho a apelar al Defensor del Pueblo Europeo, iniciar propuestas legislativas, y el derecho de sufragio activo y pasivo en las elecciones europeas y municipales, si se está desplazado del país de nacionalidad a otro Estado de la Unión.
Los ciudadanos de la Unión también tienen derecho a la libertad de circulación y de residencia en todo el territorio de la UE de acuerdo al Acuerdo de derecho internacional Schengen, así como a la protección diplomática y consular por parte de cualquier Estado miembro fuera de la Unión, por lo que los catalanes perderían estas prerrogativas si Artur Mas lograra sus pretensiones independentistas.
En materia económica, la secesión sería un verdadero varapalo para Cataluña porque, además de quedar excluida de los programas de ayudas europeas para los sectores agrícolas, pesqueros, también estaría fuera de la planificación de fondos para infraestructuras, como es el Corredor Mediterráneo, por el que ha luchado los últimos años al preverse la llegada de millones de euros para las conexiones ferroviarias.
Pero no quedan ahí los perjuicios de la aventura que Mas pretende emprender en solitario. Las empresas catalanas, por su parte, no podrían exportar sus productos y servicios con plena libertad en el interior de la Unión Europea, ni acogerse a los tratados internacional de libre comercio o preferencias arancelarias con países terceros. Los ciudadanos catalanes tampoco podrían acceder a las ofertas públicas de empleo o prestación de servicios de la Unión Europea.
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