El pontificado de Francisco
ANÁLISIS: La provocación en la pradera por Miguel Ángel Torrente
- ¿Por qué se llama el proyecto «+Católicos»?
–Usamos el «católicos» porque expresa una identidad que, en cierto modo, se está difuminando. Nosotros somos cristianos católicos. Hay «indignados», «anónimos» y nosotros somos «católicos». Además usamos el plural porque consideramos que lo importante no es «el católico» sino la presencia de todos. Y el «+» lo escogimos porque es una cruz, nuestro signo, y porque es el símbolo de la suma ser católicos es un plus.
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- Los madrileños, ¿tienen que ser más católicos?
–Con la JMJ nos hemos dado cuenta de que hay más católicos de los que parecía.
- ¿Hay religiosidad en la pradera?
–En la zona de la ermita siempre ha habido devoción. Pero la feria y las fiestas han perdido mucha raigambre católica. La gente que va a la ermita a rezar tiene fe pero el contexto general de la feria no es nada creyente.
- ¿Qué reacción provoca la presencia de la carpa?
–En la carpa se puede rezar y también está concebida como un espacio de diálogo. Ante su presencia, la gente es muy sincera: unas personas reaccionan mal o pasan de largo y otros reaccionan bien y prueban a entrar. Un año, vinieron unos jóvenes marxistas y anticlericales. No acabaron convencidos pero pudimos hablar e intercambiar ideas. Otro año, el señor del puesto de los helados, casado y divorciado varias veces y con una fe «a su manera», entró en varias ocasiones en sus ratos libres para contarme su vida. Nuestra presencia es una provocación.
Miguel Ángel Torrente
Coordinador de Juventud de la Vicaría VI de la diócesis de Madrid
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