Balón de Oro

Mensajes con guasa

La Razón
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Cuidado con el Rayo, que también juega por la «permanencia». Este mensaje de un madridista a un amigo no era el único del día en que algunos se sentían desilusionados con su equipo, entrenador y cuantos tienen mando en plaza en el club.

El mensaje con guasa fue como una premonición porque al Rayo le costó sólo doce segundos que Michu batiera a Casillas. No se contentó el modesto equipo vallecano –todos juntos el mes que cobran ingresan la mitad de la cuarta parte que Cristiano Ronaldo– con el gol y buscó el segundo aunque con menos fortuna.

Tamudo, quien participó en el tanto del comienzo con el remate que no sujetó el guardameta madridista, volvió a intentar lo que habría sido machada y esta vez no pudo sorprender. El Rayo atacó con fe y especialmente por la banda derecha en la que el joven Lass, nada que ver con el madridista, le encontró las vueltas a Marcelo, que sigue en su norma de atacar más que defender. Los cruces de Albiol, con el que su técnico no había contado en los últimos encuentros, evitaron apuros a Casillas.

El entrenador del Madrid, el mejor del mundo según sus mejores amigos, alineó en casa, contra el Rayo, a Lass y Xabi Alonso en el centro del campo. Mourinho prefiere el juego directo, el contragolpe para aprovechar la velocidad de sus delanteros y dado que Di María, Kaká, Higuaín y Cristiano Ronaldo no ayudan a recuperar balones, con dos futbolistas de carácter defensivo en el centro del campo no se facilita el juego creador madridista.

A Mourinho se le encendieron las luces al cuarto de hora y puso a hacer ejercicios de calentamiento a Özil, al que recurrió para mandar al banquillo a Lass. Özil hizo su aparición en el juego en el minuto 35, con el primer disparo madridista contra la meta vallecana. La entrada del alemán mejoró el juego de su equipo.

En la segunda mitad, Michu estuvo a punto de lograr el empate y en el contragolpe Movilla, que declaró esta semana que no le gusta el Madrid, hizo penalti y el partido pareció decantarse definitivamente. Sin embargo, volvió a marcar Michu. La victoria madridista se confirmó, pero recibir dos goles del Rayo en casa aumentó las dudas. Con la expulsión de Di María el equipo vallecano se abrió y se confirmó la sentencia.

El Madrid no humilló al Rayo. Pero Mourinho no está para bromear.