Copa del Rey

Barcelona

Recital del Barça y goles de Villa (5-0)

El conjunto azulgrana recuperó su mejor versión y arrolló al Sevilla con dos goles de Messi y el «Guaje»

El delantero David Villa celebra el gol conseguido frente al Sevilla
El delantero David Villa celebra el gol conseguido frente al Sevillalarazon

En sus primeros meses de vida, el Barça de Guardiola malacostumbró al Camp Nou con recitales de fútbol memorables. Equipos como el Bayern, el Valencia o el Atlético se fueron al descanso con 4 o 5 goles en contra tras ser arrollados por una locomotora vestida de azulgrana. Después de un inicio de temporada dubitativo en su propio estadio, los hombres de Guardiola le quitaron la funda a ese traje que había quedado olvidado en el armario y lo lucieron para éxtasis de los «culés» y sufrimiento del Sevilla.

El Barcelona mostró su mejor versión desde la intensidad y el hambre. Hambre por recuperar la pelota con una presión asfixiante que el Sevilla se vio absolutamente incapaz de superar. El esfuerzo de todos y cada uno de los jugadores barcelonistas es digno de elogio. Cada pérdida de balón se convertía en una obsesión por recuperarlo. Como si les fuera la vida en ello. Los once azulgrana perdían la pelota y se transformaban en una especie de Gattuso con la recuperación como único objetivo en la vida.

Con el balón en los pies, las ganas y los esprints persiguiendo la pelota dejaron paso a la magia. Iniesta se disfrazaba de Da Vinci cada vez que la recibía y creaba una obra de arte tras otra. Xavi despejó todas las dudas generadas por su lesión y estuvo soberbio. Messi, en su línea, respondió a Cristiano con dos goles ante un rival que le va como anillo al dedo. Y Villa, arropado por sus paisanos desde la grada, se reencontró con el gol de la mejor manera posible, con una definición para enmarcar y un doblete.

El recital futbolístico de la primera parte fue tal que las gradas premiaron con un aplauso espontáneo a su equipo poco antes del descanso, después de acechar cinco minutos seguidos la portería de Varas, desbordado. Se lo había ganado a pulso.

El Barça salió tan enchufado que antes de cumplirse el minuto de juego Xavi ya había chutado con peligro y a los cuatro Messi ya había marcado. Manzano, con las manos en los bolsillos, lo miraba impotente desde el área técnica. «Cuando el Barça está así, no hay nada que hacer», debía pensar. Los jugadores andaluces encajaron bien la superioridad azulgrana. Todos menos Romaric, al que sólo el pésimo criterio de Turienzo Álvarez enseñando tarjetas –la que podría liar en un partido más igualado es difícil de imaginar– le permitió seguir en el campo. La incapacidad del árbitro la sufrió Konko que, a diferencia de Romaric, se fue a los vestuarios antes de tiempo sin merecerlo.

El Sevilla se quedó en inferioridad antes del descanso y ya con dos goles de desventaja. Las pocas opciones de remontada que albergaba se desvanecieron por completo. Al gol de Messi había seguido el primero de Villa, por la escuadra y con la izquierda. Al «Guaje» no se le había olvidado marcar y se lo recordó a todos los que habían dudado.

No hacía falta ser adivino para intuir que en la segunda parte los nubarrones no iban a escampar del territorio sevillista. Los de Manzano apenas cruzaron el centro del campo y se agazaparon en su área para intentar evitar el chaparrón. Cáceres, que lejos de reivindicarse le dio toda la razón a Guardiola cuando decidió cederle, y Alexis no dieron abasto y no sólo estuvieron mal en la marca, sino que con el balón en los pies mostraron su peor cara.

La ventaja en el marcador y la superioridad numérica no quitaron el hambre al Barça, que seguía con la camiseta de Gattuso a punto para cuando perdía el balón. Romaric culminó su noche de «Halloween» particular con un pase de gol a Alves, incansable todo el partido, que lo sufrió mucho más que lo celebró, pidiendo perdón al equipo que le abrió las puertas del fútbol español.

La goleada la culminaron los dos nombres que tienen al Sevilla entre ceja y ceja. Messi y Villa, ambos culminando una jugada personal muy parecida. No había discusión. El Barça había sido muy superior y, por primera vez esta temporada, lo certificó en el marcador con su mayor goleada del año: 5-0. Pero lo mejor para los azulgrana fue recuperar las sensaciones y el juego brillante de antaño. Sólo queda el pero de que el Balón de Oro no se pueda dividir. Xavi e Iniesta lo están pidiendo a gritos.


Manzano recibe el correctivo más severo
Recogió el testigo de Antonio Álvarez y el Sevilla resucitó. El equipo apagado, sin ritmo, sin goles, sin apego por la victoria, con la llegada del «Profesor» se rehabilitó. Brotes verdes a la vera del Sánchez Pizjuán con Goyo Manzano en el banquillo y las campanas al vuelo, hasta que la cruda realidad sale al encuentro. Cuando el Sevilla llega al Camp Nou, desaparece. Villa, que estaba más seco que la mojama, le marcó dos goles, como Messi; incluso Alves hizo el suyo, que no celebró, como se aprecia en la imagen. Antes el Sevilla perdía 4-0; ayer, cinco.

 

- Ficha técnica:
5 - Barcelona: Valdés; Alves, Piqué, Puyol (Adriano, min.65) , Abidal, Sergio Busquets, Xavi (Mascherano, min.60), Iniesta, Pedro (Bojan, min.60), Messi y Villa.
0 - Sevilla: Javi Varas; Konko, Cáceres, Alexis, Luna, Perotti (Zokora, min.46), Renato, Romaric, Capel, Luis Fabiano (Dabo, min.46) y Kanoute (Negredo, min.69).
Goles: 1-0: Messi, min.4. 2-0: Villa, min.23. 3-0: Alves, min.52. 4-0: Messi, min.63. 5-0: Villa, min.90.
Árbitro: Turienzo Álvarez (Colegio castellanoleonés). Mostró tarjeta amarilla a Kanouté (min.21), Puyol (min.28) y Alexis (min.28) y expulsó a Konko por doble amonestación (min.41 y 45).
Incidencias: Partido de la novena jornada de Liga disputado en el Camp Nou ante 81.020 espectadores.