Castilla-La Mancha
Indignos en la derrota
Ni saben gobernar ni saben perder. El turbulento proceso de traspaso de poderes que están impulsando los socialistas con malas artes y juego sucio por doquier revela la incompetencia, el cinismo y la bellaquería de quienes han llevado a una región entera al borde mismo de la quiebra.
El PSOE de Bono y Barreda deja Castilla-La Mancha hundida económicamente, desahuciada socialmente y carcomida por la cadena de irregularidades e inmoralidades perpetradas sin freno durante largos años. No es de recibo que quienes han liquidado la sociedad del bienestar se vayan de rositas, pero lo es menos que ahora además pretendan borrar las pruebas de sus fechorías.
Tiene todo el sentido, en consecuencia, que el Partido Popular no esté dispuesto a dejar pasar ni una. Los agujeros negros en la Administración Pública no pueden dejar paso a las negras bolsas de basura que están saliendo de edificios oficiales cargados de documentos. Toledo no es Chicago, ni Sicilia… ni Marbella. Y Cospedal está a tiempo de evitar que lo parezca.
Se entiende bien ahora que Rubalcaba haya saltado como una pantera contra el plan por la austeridad y la transparencia que acaba de presentar Rajoy. De sobra está demostrando su noqueado partido que no cree ni en lo primero ni en lo segundo. Ha gestionado sus feudos siguiendo el principio del desmadre y en su deshonrosa retirada pretende guiarse por el oscurantismo.
El mensaje que en más de media España le han lanzado los españoles al PSOE el 22M es claro: señores, se ha terminado la juerga. Pero la gente que ha montado el guateque con Zapatero no vale ni para recoger las botellas.
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