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El Derby

La Razón
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Pues sí, ya sabemos de sobra que ahora lo elegante es ir al tenis a ver a Nadal en Roland Garrós, o la Fórmula 1 en Mónaco, a ser posible mostrando el tarjetón de VIP sobre la solapa o el modelo de diseñador de turno, ponerse finamente las botas en esas carpas que organiza Nikki Lauda. A ser alguien, que es lo que importa, sobre todo entre los que no eran nada poco tiempo atrás. Hasta en los toros se va perdiendo la clase en los tendidos. Lo que me lleva a pensar sobre la decadencia de algunos deportes considerados antiguamente refugio de la élite que compartía cordialmente con el pueblo llano, como los caballos, y no me refiero al polo, reservado a un club selecto dividido entre la afición genuina y el esnobismo más radical.Ayer me acerqué a ver el Derby al hipódromo de la Zarzuela, y me apenó el deterioro de lo que en otros tiempos era un día de emoción y lujo. Claro que ahora hablas del Derby y casi todo el mundo piensa en un duelo balompédico. Sin saber que su origen viene de la carrera que creó Lord Derby, en su duelo con Lord Bunbury en su finca de Epsom y que se sigue celebrando como tradición desde hace más de 200 años. Elegancia extinguida¿Pero qué ha sido hoy de este casi ignorado acontecimiento en Madrid? El Derby se llama premio Villapadierna en honor de aquel conde que recibía a sus campeones con sombrero de copa, en sus duelos con el marqués de la Florida. Tiempos en los que allí se reunía la más impecable aristocracia y florecían las damas exquisitas con pamelas y trajes de Balenciaga, como figuras de una fragante sensación estética. Hoy parece que los caballos corren en busca del tiempo perdido. Que tratan de recuperar el duque de Alburquerque y futbolistas como Guti, Salgado o Sanchís, o cocineros como Abraham García con su sombrero y su niño vestido a imagen y semejanza. Pero, ay, las famosas tribunas de Torroja están en obra permanente y entre los cascotes de la ilusión sólo parece que asistimos al último galope hacia ninguna parte. El Derby acaba siendo el reflejo de una elegancia extinguida.