Bruselas

Thyssen-Málaga viaje por España

La colección del nuevo museo se centra en la olvidada pintura española del XIX

Carmen Thyssen, al comienzo de las obras de la sede malagueña
Carmen Thyssen, al comienzo de las obras de la sede malagueñalarazon

Sorolla, Zuloaga, Darío de Regoyos, Fortuny, Madrazo o incluso Julio Romero de Torres partían del tema español para aproximarse a las corrientes artísticas internacionales. Pintura de costumbre y paisaje, sí, pero más que eso. Incluso cuando más se aproximaban al tipismo, durante el siglo XVIII y comienzos del XIX, en las formas buscaban un lenguaje de su tiempo, del naturalismo al romanticismo, hasta las primeras vanguardias postimpresionistas. Ese es el discurso que la Colección Carmen Thyssen lleva a su nueva sede de Málaga, que abrirá en primavera, y cuya colección se abrió ayer para la prensa.

«Es un discurso de extraordinaria coherencia y que no ha recibido toda la atención que se merece. El siglo XIX español no ha sido tan estudiado como el francés, y tampoco ha encontrado atención en España, pero la mayor parte de los conceptos pictóricos del siglo XX ya están anunciados en el anterior», señalaba la directora del centro malagueño, María López. Unas 230 obras se colgarán en la nueva sede malagueña para enmendar ese error.

El punto de partida de la nueva colección es anterior. En el siglo de la Ilustración, lo que ocurre al sur de los Pirineos es «cosa de bárbaros, de católicos recalcitrantes, bandoleros que montan borricos y asaetan toros en plazas», explica López. Es el tiempo del naturalismo, del paisaje pintado «tal como es». En cambio, hay buenos ejemplos de ese arte entre la pintura de Carlos de Haes y Aureliano de Beruete que podrán verse en Málaga. «Es un tiempo mucho más complejo de lo que se ha explicado, está lleno de debates», dijo ayer López frente a un cuadro de Beruete que representa el paisaje castellano, «una reflexión muy agitada y muy propia de la generación del 98». Pero todo cambia con la llegada del romanticismo, y esos mismos temas de costumbre siguen presentes pero, de repente, los gitanos representan lo exótico, lo salvaje, al otro.


Un cuadro en vida
La transición la marcan los lienzos de Fortuny y Madrazo. Pintores del norte se instalan en Sevilla o cruzan la Península, como Matisse, que era amigo de Francisco Iturrino y su acompañante en un viaje a Tánger. Darío de Regoyos vivía en Bruselas, tan vanguardista en ese tiempo como París (fue el único sitio donde Van Gogh logró vender un cuadro en vida), y allí conoció a Seurat y Signac. También Zuloaga tenía su círculo de amistades en Francia, y el propio Julio Romero de Torres, paradigma de la «mujer morena», entró en contacto con los simbolistas. «Pero ninguno abandonó el tema español. Por una parte, porque les distinguía y les servía para vender cuadros, pero, por otro, porque el problema de la identidad está muy vivo ya entonces», explicó López. Así que Zuloaga pinta una «Corrida de toros en Eibar» o Iturrino una escena de baño en la que se adivinan vanguardias, y la mujer de Romero de Torres «es la sustancia de la identidad de los españoles, y además el tema de fondo de la expresión de un nuevo concepto artístico», comenta la directora del centro.

La primera exposición temporal del nuevo centro seguirá ahondando en la pintura española, esta vez en el siglo XX. Será en marzo cuando lleguen unas 40 piezas para la muestra «De Picasso a Tàpies» con obras de los maestros catalanes y también de Gutiérrez-Solana, Togores, Saura, Nonell, Sunyer o Cossío. La siguiente será «Sorolla en Andalucía». El centro quiere programar hasta tres muestras temporales cada año y tres más de pequeño formato.


Un Palacio y una prórroga
Las obras van «bien». La sede de la Colección Carmen Thyssen será el Palacio de Villalón, levantado en el siglo XVI y rehabilitado junto a otros dos edificios anexos. Más de 7.100 metros cuadrados (5.000 de ellos de exposición) que albergarán proyectos culturales. ¿Y qué ocurre con la colección de Madrid? «Hemos vuelto a ofrecer la prórroga al Ministerio. Estamos esperando», volvió a decir ayer la baronesa en Fitur.