Bruselas
Siria revive la Guerra Fría
Naciones Unidas censura el bloqueo del Consejo de Seguridad por el eje Moscú-Pekín. Reino Unido se suma a Estados Unidos en el apoyo logístico al Ejército Libre Sirio
La repentina dimisión del enviado especial de la ONU, Kofi Annan, provocó ayer una cascada de reacciones de la comunidad internacional. Tras el fracaso de su plan de paz de seis puntos, en parte por la guerra interna entre el eje Rusia-China, que ha bloqueado todas las sanciones contra Damasco, y las potencias occidentales, la solución política del conflicto en Siria se vuelve cada vez más remota. La salida del mediador internacional llevó ayer a la Asamblea General de la ONU a celebrar una reunión de urgencia en la que se aprobó con 133 a favor una resolución condenatoria contra su propio Consejo de Seguridad con el objetivo de tratar de persuadir a Moscú y a Pekín de que acepten las sanciones contra el régimen. En realidad, se trata de una declaración no vinculante, es decir, que no tiene efecto legal, sino más bien un gesto simbólico ante la situación desesperada de la población siria.
El secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, instó a que haya moderación entre las partes, señalando que «ambos, el Gobierno y las fuerzas de oposición, continúan demostrando su determinación de valerse del uso cada vez mayor de la violencia». Ante el vacío que ha dejado Annan, los actores internacionales buscarán mayor protagonismo en ambos bandos. Moscú no se ha hecho esperar y ya ha mandado tres nuevos buques de la armada rusa a su base naval de Tartus. Según el Estado Mayor, en los buques de desembarco viajan 120 infantes de marina armados y vehículos blindados anfibios y atracarán en el puerto de Tartus la próxima semana. El Gobierno iraní, aliado regional de Damasco, responsabilizó la «interferencia» extranjera en el fracaso de Annan, y pidió un «rol más importante» de su país para resolver la crisis siria. En declaraciones a la agencia de noticias IRNA, el portavoz del ministerio de Exteriores, Ramin Mehmanparast, criticó a Annan por no frenar a Arabia Saudí, Qatar y Turquía, a los que Teherán acusa de abastecer de armas a los rebeldes sirios con la complicidad de EE UU y de Israel. Desde el bloque occidental, Londres anunció ayer que seguirá los pasos de Washington en un claro apoyo a los rebeldes y tal y como anunció ayer el ministro de Exteriores, William Hague, Reino Unido está preparado para aumentar su nivel de asistencia a la oposición siria de manera «práctica, aunque no letal». En Bruselas, la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, lamentó ayer la renuncia de Annan, que refleja «la incapacidad del Consejo de Seguridad para alcanzar una resolución que hubiera ayudado al cumplimiento de su plan de paz». La UE, indicó Ashton, continuará «apoyando los esfuerzo de la ONU y de la Liga Árabe», al tiempo que urgió que se busque lo antes posible un sustituto de Annan.
Dentro de Siria, la gran batalla por Alepo ha dejado ya cerca de 500 muertos tras casi dos semanas de sangrientas luchas entre las tropas de Asad y los rebeldes. Parece que ninguna de las dos partes está dispuesta a darse por vencida y mantendrán los combates hasta el aliento final, mientras la población civil intenta huir de la sitiada ciudad milenaria. Unas 7.200 personas atrapadas en Alepo, que se han refugiado en escuelas y dormitorios universitarios «necesitan ayuda humanitaria desesperadamente», alertó ayer el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
Una fuente rebelde reveló a LA RAZÓN que el Ejército Libre de Siria «controla ya el 95% del áreas rurales» de la provincia de Alepo, al igual que ocurre con la vecina provincia de Idlib, también fronteriza con Turquía. Las fuerzas rebeldes están ahora equipadas con armamento pesado como tanques, que han sustraído al régimen en emboscadas a las tropas en las últimas semanas. Con el aumento del potencial militar de los rebeldes, la ONU alerta de una escalada de la violencia en Alepo y prevé que la «batalla principal» está aún por comenzar.
Pero la guerra no sólo afecta a la región septentrional de Siria, y la capital Damasco, las fuerzas del régimen siguen bombardeando los bastiones rebeldes. Según los Comités de Coordinación Local, al menos un centenar de personas perdieron ayer la vida a manos del régimen, la mayoría de las víctimas mortales se registraron en la ciudad de Hama.
TRAS 17 MESES DE CONFLICTO
UNA RESOLUCIÓN SIMBÓLICA
-La Asamblea condenó ayer la incapacidad del Consejo de Seguridad a la hora de imponer sanciones al régimen sirio.
- Reclama una transición política en Siria, y propone instaurar un «Gobierno provisional de consenso». Esto provocaría la salida de Bachar al Asad.
- Condena los bombardeos de los bastiones rebeldes por la aviación siria e insta a Asad a que renuncie a emplear armas químicas.
LOS ORÍGENES
En marzo de 2011, se convocó «El día de la Ira» manifestación en la que se exigía reformas. Las protestas fueron aplastadas por Asad, pero continuaron y se extendieron por el país.
17.000
personas han fallecido desde que se iniciase el conflicto en Siria. Además, según ACNUR, el número de refugiados sirios asciende ya a 267.000
MILITARIZACIÓN
Los rebeldes y el Ejército de Asad se enfrentan en las principales ciudades y el conflicto llega a Damasco, la capital. Homs, el bastión de los rebeldes, se convierte en la ciudad más castigada por la guerra.
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