Una desgracia por Cecilia García

Un crimen de género, otro más y siempre distintos aunque se reproduzcan algunas conductas como la agresividad de él y la sumisión de ella. El de ayer fue singularmente salvaje por el escenario en el que se desarrolló: en una casa, parece que hace tiempo que dejó de ser un hogar, donde tres niños, el pequeño de apenas diez días. Desconozco los resortes que impulsan a un hombre a apuñalar a su mujer en presencia de sus tres hijos. La desesperación, el hartazgo, los posos de una educación misógina y machista… bueno, es una colección de estados de ánimo que desaniman hondamente cuando la consecuencia es ésta: una mujer asesinada y la primogénita de cinco años diciendo a unos adultos de uniforme, «Mi mamá está muerta, pero la vais a curar».

Ante esa pulsión de esperanza de una niña, inocente que no ingenua, cualquiera no puede por menos que bajar la mirada para no cruzarse con los ojos de la cría a la que no se le puede ofrecer más solución que aprenda a vivir con lo ocurrido. Su padre huyó del horror que había creado. Propio de los cobardes que se envalentonan con los más frágiles.
Esto no es una noticia que merece ser publicada, es una desgracia que merece ser conocida.