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Con la pegatina del «miedo no gracias»
- El PP encara la semana decisiva para que se produzca el cambio de gobierno. - Frente a la estrategia del «dóberman», Arenas opta por un tono moderado y presidencial
Granada- En el día que marcaba el ecuador de la campaña Javier Arenas escogió ayer la Plaza de las Pasiegas de Granada para avanzar las que serían sus primeras acciones de gobierno y pedir a todos los afiliados y simpatizantes del PP que se pongan en el pecho una pegatina que diga «miedo, no, gracias, el veinticinco de marzo vamos a derrotar al dóberman y al ‘fondo de reptiles'». Fue uno de los momentos que más aplaudieron las cuatro mil personas que se dieron cita en una fresca y soleada mañana –antesala de «la primavera del cambio»– en un lugar talismán para los populares granadinos.
Y es que el PP alcanzó el Ayuntamiento de la capital en 2003 y se alzó con la Diputación provincial el pasado mes de mayo tras celebrar sendos mítines en la citada plaza, a los pies de la impresionante fachada de la catedral barroca diseñada por Alonso Cano. El de ayer, con presencia de la secretaria general Dolores de Cospedal, fue uno de los actos más numerosos en concurrencia y donde los asistentes más ganas demostraron de interactuar con los distintos intervinientes. Tal vez porque el primero en abrir la espita de las emociones fue el propio alcalde José Torres Hurtado al exclamar que «Cospedal es tan guapa como la ciudad de Granada».
No obstante, pese a ser jaleado e interrumpido en varias ocasiones, Arenas, cuya toma de palabra coincidió con las campanadas del mediodía, no abandonó nunca el tono solemne, institucional y cuasi presidencial con el que viene acompañando sus discursos desde el kilómetro cero de la caravana electoral. Y menos en la jornada elegida para compendiar públicamente «100 Medidas de Gobierno», las cuales, apoyado sobre el atril –en una posición para algunos chocante pero que sin duda transmite seguridad y serenidad– resumió en diez puntos básicos «contra el paro, por la austeridad, por las oportunidades de los jóvenes y las mujeres y pensadas para la gran clase media de trabajadores, pymes y autónomos». Algunas de las propuestas son ya de sobra conocidas: eliminación progresiva del Impuesto de Sucesiones, reducción del cincuenta por ciento de altos cargos en la administración, derogación de la Ley de Reordenación del Sector Público o incrementar la autoridad del profesorado.
También figuran entre las medidas preferentes de Arenas un plan individualizado de protección a mujeres maltratadas, elecciones andaluzas separadas, limitación de mandatos a ocho años y sendos pactos por el empleo y por la defensa de los intereses de Andalucía en Bruselas. Tras dejar claro que sólo mira al futuro sin rencores ni venganzas «porque no los he mamado y no sé ni lo que son», el candidato popular se comprometió igualmente «a que se sepa toda la verdad sobre los ERE» y a que el dinero que se logre recuperar se destine a un fondo social de emergencia en cuya gestión tengan participación, entre otras, organizaciones solidarias como Cáritas, cuya labor frente a los estragos de la crisis había subrayado previamente el presidente del PP de Granada Sebastián Pérez.
En la idea de decir la verdad sobre «lo que han hecho los socialistas y la herencia que nos han dejado, como a mí en Castilla La Mancha», abundó Dolores de Cospedal. Reivindicó las reformas iniciadas por el Ejecutivo central, deseando para Andalucía, de la que lamentó la cifra de un treinta y cuatro por ciento de fracaso escolar, un gobierno igualmente «fuerte, solvente, creíble y generador de respeto». La número dos del PP nacional se congratuló de que «muchos hablen de que vamos a ganar y por mayoría absoluta», pero pidió un último esfuerzo y solicitó directamente el voto de los andaluces –«nos hayan votado antes o no y piensen como piensen»– porque, en su opinión, el próximo 25 de marzo «se trata de cambiar no sólo un gobierno sino la Historia misma de Andalucía».
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