Uche saca del descenso al Almería y deja tocado al Deportivo

Dos goles del nigeriano Kalou Uche han sacado del descenso al Almería y han dejado muy tocado al Deportivo de La Coruña (0-2) en un encuentro al que Juanma Lillo llegaba cuestionado y del que se va aliviado para desgracia de los coruñeses, hundidos en las posiciones que llevan a Segunda antes de la visita al Santiago Bernabéu y el parón del campeonato por los compromisos de las selecciones.

El Almería se encontró muy pronto con el primer gol del partido, que le dio tranquilidad para afrontar el resto del encuentro, que dejó encarrilado antes de la mitad del primer periodo y que quedó sentenciado con la expulsión del argentino Diego Colotto antes del descanso.

Los dos equipos se la jugaban en la cita de Riazor, a la que llegaron sin conocer la victoria en las cuatro jornadas anteriores y en puestos de descenso, con el puesto de Lillo en el aire y con cierto nerviosismo en el Deportivo. A ese mundo de dudas, el Almería arrojó luz en su visita al equipo coruñés cuando tan sólo habían transcurrido cuatro minutos de partido tras un saque de esquina concedido por un error en la cobertura deportivista en la banda del debutante Knut Olav Rindaroy, perdido en el terreno de juego.

Corona ejecutó la jugada a balón parado y Uche, libre de marca, cabeceó en el primer poste para batir a Manu, dedicar el gol a su técnico, enmudecer a Riazor y sembrar muchas dudas en el equipo de Miguel Ángel Lotina, que una vez más exhibió su incapacidad en ataque.

Dos disparos lejanos de Juan Rodríguez y Lassad fueron los únicos intentos de los coruñeses, que se vieron superados por la colocación táctica del Almería, reforzada por el tempranero gol de Uche y confirmada antes de los veinte minutos de encuentro por el segundo de la tarde.

Fue consecuencia de la mala suerte y de nuevo un error defensivo de los blanquiazules, algo poco habitual, otra vez en el lateral izquierdo, donde Crusat recibió el impacto de un despeje de Rindaroy, el balón se envenenó hasta el larguero de la portería del Deportivo y Uche, a placer, aprovechó el guiño de la fortuna para hundir un poco más al equipo coruñés.

El Almería tenía el encuentro deseado por cualquier equipo, con dos goles de ventaja antes del ecuador de la primera mitad y ante un rival inofensivo, plano, demasiado horizontal en los ataques y silbado por su propia afición.

Lotina, desde el banquillo, intentó reconducir la situación con la entrada de Juan Carlos Valerón en detrimento del francés Yves Desmarets, un jugador diferente, que lejos de cuestionar el cambio, aplaudió en su retirada y dio un par de palmadas al técnico.

El Deportivo, algo más enrabietado, enseñó sus garras por primera vez con un disparo del mexicano Andrés Guardado desde la frontal del área al que respondió el brasileño Diego Alves con un vuelo ágil para mandar el balón a la esquina. El Almería llegó con una ventaja holgada en el marcador al descanso y también con un jugador más después de que el colegiado de encuentro, José Luis González González, castigara con tarjeta roja directa al argentino Diego Colotto por una entrada a su compatriota Piatti al borde del área, a pesar de que su compañero Alberto Lopo estaba al lado.

El Deportivo encaró la segunda mitad con el mismo esquema en ataque y con sólo tres defensas, entre ellos el portugués Zé Castro, que jugó su primer partido de la temporada tras sustituir en el eje de la zaga a Alberto Lopo. Los blanquiazules tiraron de orgullo en un partido que se les había puesto demasiado cuesta arriba, pero se encontraron con Alves, que se lució con una gran intervención a disparo de Rubén Pérez minutos después de haber tocado el balón con la mano fuera del área, una acción muy protestada por Riazor pero que no vio el colegiado del choque.

A pesar de la mejoría de los coruñeses, el Almería dispuso de la posibilidad de ampliar la ventaja con una volea de Ortiz que desvió Manu con una gran intervención, y el encuentro murió con el mismo resultado de la primera mitad y con un panorama muy diferente para Deportivo y Almería respeto al que tenían antes de que el balón echara a rodar en el césped de Riazor.