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Grande Marlaska entusiasmado con Aído por Jesús MARIÑAS

En el décimo aniversario de los Premios Shangay, los organizadores cambiaron la alfombra roja por un pasillo rosa acorde con la temática y los asistentes.

Almodóvar acude cada año a la gala de los Premios Shangay
Almodóvar acude cada año a la gala de los Premios Shangaylarazon

Almodóvar no se lo pierde desde su primera edición en el Círculo de Bellas Artes, hoy se ha trasladado al Teatro Coliseum. El juez Grande Marlaska asistió con una corbata roja ciclamen. Le acompañó su marido. Aído fue con una túnica negra animada con círculos rosados. «Me gustaría seguirla viendo como ministra», aseguró el jurista con nostalgia.

Fiesta grande en una Gran Vía gélida a la que todos acudieron con ligeros conjuntos. Aunque el director de «Volver» se arrebujó con una bufanda-mantón verde oliva de lunares y unas gafas metálicas, Asdrúval, el cubano de Bibi que ahora ha sentado cabeza con Itziar, las lucía de pasta blanca.

El agente Vito Monturioli sigue llevando artistas españoles a Turquía. El 20 de este mes, Estrella Morente debuta en Estambul. Pronto irán los Vivancos, referentes de renovación flamenca. Zapatean como nadie y son un ejemplo de convivencia fraternal que magnificaron ante un Cantizano semiescondido bajo su bufanda de nudos marineros. Fue con su inseparable Charlie. Lluís Omar asistió con unas botas de puntera apirulada, y unos vaqueros de estrecheces impropias para sus canas. Se rió con Paco León, que, siempre presumido, fue proclamado mejor actor. Eloy Azorín cautivó a los asistentes mientras relataba su campaña de publicidad que incorpora a Enrique del Pozo. Carlos Ferrando charló con César Enrich, Lucía Etxebarría y Alvarado, que «me prestó el traje», explicó Ferrando. Era una capa-poncho estampada en lamé plateado. Escogieron a Etxebarría como la mejor novelista de temática gay, así como a Montesinos como mejor modisto. Reapareció después de su susto cardiaco,«que me ha quitado de todo», dijo.

La Terremoto de Alcorcón repitió como maestra de ceremonias. Su llamativa indumentaria no llegaba a la de Jaqueline de la Vega, que va a abrir un hotel en Bali. Alaska se levantó cuando cantó el mítico Albert Hamond con apenas un hilo de voz. Quique Sarasola y David Bustamante se encargaron de inaugurar la gala mientras la Terremoto, frita con la dieta de las proteínas, mantenía la gracia y el espíritu de «Shangay».