España

«Hay muchas mujeres que denuncian a su marido para obtener subvenciones y ayudas»

Inhabilitado por diez años, se pasa a la abogacía para luchar contra el «lobby de género», al que acusa de estar detrás de su situación

«Hay muchas mujeres que denuncian a su marido para obtener subvenciones y ayudas»
«Hay muchas mujeres que denuncian a su marido para obtener subvenciones y ayudas»larazon

SEVILLA- El cambio del turno de custodia de un menor para que pudiera salir en una procesión de Semana Santa le ha supuesto al ex juez de Familia de Sevilla Francisco Serrano la expulsión de la carrera judicial tras más de dos décadas en ella. Después de la sentencia del Tribunal Supremo (TS), que le condena a 10 años de inhabilitación por un delito de prevaricación, ha decidido dedicarse a la abogacía para luchar contra el «lobby de género», a quien acusa de estar detrás de esta «venganza».

–¿Cómo se encuentra?
–Pues en una situación de frustración y muy dolido, porque mi familia y yo llevamos dos años de sufrimiento y de calvario por lo que creemos que ha sido un mero hecho trivial. Bueno, no creemos, lo ha dicho el propio fiscal del TS, que señala que yo me he limitado a dar tutela a un menor. Por hacer mi trabajo me veo en esta situación en la que han intentado arruinarme profesional y personalmente. No creo que lo consigan, porque una cosa es que esté dolido y otra destrozado.

–¿A quién beneficia que esté fuera de la Justicia?
–De momento, aunque se lo crean, esto no beneficia a nadie. El «lobby de género» cree que va a tener más beneficios conmigo fuera de la Justicia y eso lo que va a hacer es que yo tenga más libertad para seguir defendiendo los valores democráticos y constitucionales, que se están conculcando sistemáticamente en este país. Ahora voy a tener más libertad.

–Desde su perspectiva de juez, ¿cómo valora todo esto que ha sucedido?
–Es algo inexplicable. No solamente para la opinión púbica, que no sabe de derecho, sino para los propios juristas, que sí. Es el primer caso en España, que yo conozca, en el que se condena a un juez por prevaricación cuando más de la mitad de los magistrados que han tenido acceso al caso han concluido que mi actuación no sólo es justa, sino que está ajustada al ordenamiento jurídico. Para que una actuación sea entendida como prevaricadora, el propio Supremo ha dejado claro en varias ocasiones que esa actuación no tiene que tener ninguna explicación en derecho. Esta explicación no sólo la he dado yo sino seis magistrados.

–Sacar a un juez de su carrera profesional por cambiar el turno de custodia de un menor para salir en una cofradía no es algo que suceda todos los días. ¿Cree que hay otros intereses de fondo detrás de esa decisión?
–Mire, yo llevo desde el año 2004 advirtiendo de los resultados nefastos de la Ley de Violencia de Género, que perjudica en muchos casos incluso a las propias mujeres. Lo que sucedió fue que en diciembre de 2009 se publicó una entrevista que tuvo eco a nivel nacional y seguidamente fui advertido por la presidenta del Observatorio de Violencia de Género, Inmaculada Montalbán, que me señaló las consecuencias que podrían tener esas declaraciones mías. A continuación, el «lobby de género» presentó en una rueda de prensa una queja para que me expulsara de la carrera judicial el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) por mi pensamiento desviado. A los cinco meses, se presenta la denuncia por prevaricación contra mí que anunciaron entonces.

–Teniendo en cuenta la imagen de la Justicia que tienen los españoles, ¿cree que este tipo de actuaciones sirve para mejorarla?
–De hecho las últimas encuestas demuestran que la gente está dejando de creer en ella y si no se cree en ella estamos socavando los pilares del Estado de Derecho. El problema de hoy en día es que la independencia judicial está puesta en tela de juicio. A un cierto nivel, no el juez que está en la trinchera haciendo su trabajo con falta de medios y de recursos, sino a cierto nivel, los jueces son por nombramiento político. Cuando sucede esto no se deben a su cargo, como es mi caso y el de más del 90% de la carrera judicial, sino que deben su cargo, por lo que su independencia está sometida a la sospecha en asuntos políticos.

–Hace unos días aseguró que se hizo juez para proteger a los menores. ¿Están bien protegidos en nuestro país en la actualidad?
–Creo que no, porque los jueces no tenemos libertad ni capacidad para poder defender a los menores. No tenemos capacidad de decisión para decidir que un niño tenga que ser protegido por encima del interés de su padre y de su madre.

–También mantiene que la mujer es una víctima de las propias leyes en defensa de la igualdad de sexos.
–Sí, porque después de muchos años de lucha por los derechos de la mujer para estar equiparada al hombre, se termina con una ley en la que se asegura que la mujer, por el hecho de ser una mujer, en cualquier tipo de relación con un hombre está siempre por debajo del varón. La ley lo asegura en todos los casos como manifestación de la inferioridad, y yo digo que sólo en los casos en los que se manifieste esa inferioridad.

–¿Usted ha dictado alguna sentencia que beneficie a una mujer a lo largo de su trayectoria?
–Yo fui el primer juez que dictó en 1999 una orden de alejamiento contra un hombre por maltrato a una mujer, sobre la base del artículo 15 de la Constitución.

–Entonces, ¿cómo se explica esta campaña de la que usted acusa al «lobby de género»?
–Porque yo no me he movido desde hace muchos años de mi exigencia de una legislación que de verdad defienda a las mujeres, pero lo que se hizo fue poner en práctica todos los principios y los dogmas de la ideología de género, cuya finalidad es acabar con la familia. Como yo no me dejé intoxicar por esta ideología y busqué un equilibrio no me lo han perdonado.

–¿A quién beneficia esta legislación de género?
–A las mujeres desde luego no, lo hace a quienes se lucran con ella. A este colectivo lo que le importa es promover y difundir todo su planteamiento ideológico, cosa que hacen con las subvenciones que reciben. Es decir, contaminar y alienar a la sociedad con algo que si no fuera por esa reiteración le parecería algo esperpéntico. También hay muchas mujeres que abusan de este sistema y de la ley para ganarse la vida, denunciando a su marido para obtener subvenciones y ayudas. De una mujer maltratada pasa a ser una persona privilegiada en nuestra sociedad.

–¿Cree que los hombres están en una situación inferior a la mujer en nuestro país?
–No es que lo crea yo, sino que lo dice la ley. En el momento en el que hay un divorcio y una denuncia, la mujer tiene una situación preferente. Hay que analizar cada caso, pero este planteamiento de por sí ya supone una falta de igualdad flagrante.

–¿El Gobierno del PP debería derogar esta ley?
–Yo no digo que sea derogada, pero sí modificada sustancialmente. No puede haber asimetrías y desigualdad por razón de ley, que no tiene que ser contra la violencia sobre la mujer sino contra los malos tratos en el ámbito doméstico, donde pueden ser víctimas hombres, mujeres, niños, personas mayores o parejas del mismo sexo, no sólo mujeres.

–En el caso de que el Supremo pida su indulto, como ya hizo el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), ¿volvería a su juzgado de familia?
–Ésa es una cuestión que me la tengo que pensar mucho y en el ámbito familiar, porque tengo claro que ejercer mi profesión, sin estar contaminado por la ideología de género, se ha convertido en una profesión de alto riesgo. Yo tengo que juzgar en conciencia, no bajo presiones y miedos. Pero primero me tiene que explicar el Supremo sobre ese pronunciamiento que sí hizo el TSJA.

–¿Cómo ha sido su trayectoria de juez de familia?
–En mis 21 años como juez tengo el orgullo de decir que siempre he llevado el juzgado al día con un equipo de funcionarios maravillosos, con el orgullo de asegurar que nunca he dictado una resolución fuera de plazo. En vez de premios y condecoraciones, que nunca he pedido, me encuentro con una sentencia que me saca de la carrera judicial sobre la base de una sentencia absolutamente injusta. De todas formas, yo la dignidad la tengo muy alta.


Hermano de San Isidoro y en el camino neocatecumenal
«Yo sé lo que es tener ilusión por salir de nazareno en Sevilla. He visto las caras de los niños y de la gente mayor llorando los días de lluvia a las puertas de las iglesias porque la cofradía no sale», explica el juez Serrano para justificar el cambió del turno de custodia de un niño para que éste pudiera participar en la procesión de El Silencio. «Hay que entender las decisiones en su contexto y todos sabemos lo que es para los sevillanos la Semana Santa», asegura este magistrado que pertenece a la hermandad de San Isidoro. Profundamente religioso, tiene la esperanza de que su futuro se despeje, ya que confía en la «providencia divina» y cuenta que tanto él como los miembros de su familia se sienten aliviados y acompañados por los miembros de la comunidad del Camino Neocatecumenal a la que pertenecen. De hecho, en varias ocasiones ha asegurado que ante la decisión del Supremo «me abandono y confío en Dios», en clara alusión a la «Oración de abandono» de Charles de Foucauld, cuya vida y obra inspiró a los creadores de este grupo cristiano.