Huesca
Intrigas y despidos por Julián Redondo
Valdano fue despedido del Madrid cuando su relación con Mourinho tornóse nociva, insoportable e irrespirable para el club y hubo que elegir entre él y el entrenador, que se aprovechaba de los medios (de comunicación) para atizar al director general por aquel penalti que el árbitro no señaló o porque el litro de gasolina había subido cinco céntimos. Le zumbaba sin compasión, con motivos o sin ellos. Como no había espacio suficiente para ambos, el presidente lo apostó todo por el segundo, a quien otorgó poderes de mánager general... del primer equipo.
Alberto Toril tampoco es santo de la devoción del superentrenador portugués, que, en dos ocasiones, pidió su cabeza. No se la entregaron por dos razones: primera, porque podía ascender al filial y se aplazó la destitución para el verano; segunda, porque lo ascendió y no tenía sentido despedir a quien devolvió el esplendor al Castilla y, además, convencía con sus métodos. A Toril le avalaban los resultados y ahí sigue, de momento. Se dijo entonces que la pretensión del que parecía mánager general del club era colocar al frente del filial a su segundo, Karanka, y en lugar de éste a su compatriota Luis Campos...
Mourinho primero pidió la cabeza del Valdano y luego utilizó a los medios (de comunicación) para airear sus diferencias con el director general, hasta que le echaron. Con Toril está siguiendo idéntica pauta y éste, públicamente, sólo tiene el apoyo de veteranos como Mateos (25 años), Mosquera (24) y Juanfran (24), «veteranos» del Castilla que se atrevieron a celebrar con él los goles en Huesca, luego se pueden dar por jodidos, como su entrenador, al que se empieza a ver la fecha de caducidad.
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