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Rafita «non grato»

La Razón
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Era cuestión de tiempo. A un grupo de vecinos de Alcorcón se les ha agotado la paciencia y se han puesto a recoger firmas para pedirle al ayuntamiento alcorconero que declare persona non grata a El Rafita. El asesino de Sandra Palo es seguramente el vecino menos ilustre del municipio, el más infame, el que arrastra constantemente por el barro el nombre de Alcorcón simplemente por el hecho de vivir allí o por elegirlo de escenario habitual de sus delitos. Tener de vecino a El Rafita debe ser una tremenda mala suerte y si me apuran hasta debe devaluar el precio de los pisos. Pero desgraciadamente con los vecinos ocurre como con los familiares que te caen mal. Uno no los elige: te tocan los que te tocan y poco se puede hacer.

¿De qué sirve declarar a alguien persona non grata? Pues desgraciadamente en la vida civil no sirve de absolutamente nada. Es apenas papel mojado. En el mundo diplomático es diferente: cualquier persona del cuerpo consular que sea declarada persona non grata por el estado en el que trabaja es automáticamente expulsada y se le considera inaceptable. Pero su equivalente en la vida municipal de Alcorcón como mucho será un desahogo vecinal y poco más. No servirá para expulsar a El Rafita por mucho que lo estén deseando la gran mayoría de los alcorconeros. El problema con El Rafita obviamente no es dónde puede ser bienvenido ya que cualquier municipio bien nacido de esta región le consideraría inmediatamente non grato. El problema con El Rafita es de otra índole y son otros, y no los vecinos, los que tienen que solucionarlo.