Europa

Santander

Ridículo del Atlético

5-1. El Racing le endosa una «manita» a un decepcionante Atlético
5-1. El Racing le endosa una «manita» a un decepcionante Atléticolarazon

¿Quo vadis Atlético? El viaje a ninguna para del equipo de Abel tuvo en Santander su estación término. En un partido desastroso, horrible, incalificable de los rojiblancos el Racing le dio un repaso, le metió una manita con pasmosa facilidad. Se fue al descanso con tres tantos de ventaja y dejó tumbado al rival, que encajó dos goles de falta en 16 minutos, que regaló el tercero (min. 38) y que salió al nuevo Sardinero con la guardia baja, sin motivación, sin intensidad y sin ese plus de agresividad y autoridad que se espera de un equipo de los llamados grandes.Lo que pasa es que el Atlético ya sólo tiene de grande una historia lejana, que las nuevas generaciones no conocen, y se ha convertido en un equipo pequeño, que se encoge en cuanto el rival aprieta, toma ventaja y aprovecha sus armas al máximo. Ayer, era la cabeza de Zigic la que había que vigilar, pero fueron Christian y Garay los que tumbaron a Pablo, Ujfalusi y Leo Franco en los primeros balones que volaron por el área rojiblanca. En el primero de los goles hubo falta de Tchité a Antonio López, pero no hay disculpas, no hay «villarato» que valga y lo que hay es indolencia, falta de concentración y pocos recursos.Noqueado el Atlético, Toño agarró el primer balón a los veinte minutos porque la elaboración del juego no existía, mal endémico de toda la temporada, y Agüero, Simão y Forlán estaban desasistidos, sin un balón que jugar en condiciones y con el convencimiento de que la palabra remontada no está en su diccionario. El control lo tenía el Racing, que jugaba cómodo, que buscaba a sus delanteros y que a través de Colsa, Munitis y Moratón tenía superioridad en el centro del campo. En defensa vivían sin sobresaltos y el descanso fue un alivio para el Atlético en la noche en que la Liga de Campeones se alejaba en el horizonte como Abel se aleja del banquillo por su cabezonería, por empeñarse en Sinama, por darle ventaja al rival en el centro del campo y porque los seis que juegan por detrás del balón, los cuatros defensas y el doble pivote, no tienen categoría, a nivel colectivo, para jugar en un aspirante a la «Champions».La entrada de Maxi y Banega le dio al Atlético más posesión y algo más de toque y juego combinativo. Y en un contragolpe, pecó Colsa de ingenuo e hizo penalti a Agüero. Marcó Forlán y... Leo Franco le regaló el cuarto a Munitis, perfecta vaselina la del capitán, tras el error del meta y Banega. Otro mazazo en el mentón de Abel, de Gil Marín, de Cerezo, de Pitarch y de los que creen que el Atlético está capacitado para grandes gestas. Lo que se construyó mal en verano no puede ser un edificio de lujo en junio.Y el Atlético, cogido con alfileres, al que Abel no ha conseguido darle esa vuelta de tuerca para ser regular y preciso, se quemó en Santander, encajó una manita y dejó muy claro que su defensa es una de la más frágiles del campeonato. Y así es imposible.

Abel: «Es difícil encontrar explicaciones»«Los jugadores que saltan al campo se merecen un respeto», decía Abel después del encuentro. El técnico rojiblanco no quería escuchar la palabra ridículo, pero eso es lo que hizo el Atlético en El Sardinero. «Es difícil encontrar explicaciones», era lo más que acertaba a decir el preparador atlético. «El Racing supo competir mucho mejor que el Atlético, por lo que mis hombres no encontraron el sitio por donde entrar, aunque se supone que tenemos más calidad», reconoció.La explicación de Muñiz para los cinco goles que marcó su equipo era más clara y sencilla. «La gente estaba muy mentalizada y enchufada y desde que entramos en el vestuario sabía que el partido iba a ser bueno», dijo. «El trabajo, orden y esfuerzo llevó a que el Atlético de Madrid no pudiera crear más que una ocasión. Disfruté mucho con el partido, por cómo salió todo y porque vi la conexión entre el equipo y la afición, a la que había que darle una satisfacción», añadió el asturiano. Muñiz encuentra razones para la pobre actuación del Atlético y no son achacables al conjunto rojiblanco. «Es mérito del Racing, que no les dejó respirar cuando tenían el balón», explicó el técnico de los cántabros.