Dos años de la victoria del PP
La auténtica Roja por Ely del Valle
Son un grupo de muchachos de esos que cualquier padre pone de ejemplo a sus hijos; de los que se crecen ante la adversidad y pelean como jabatos cuando saben que no hay otra que jugárselo todo en muy pocos minutos. Es difícil saber cuál de los valores que les mueven a no rendirse jamás es el que les lleva a hacer Historia: si su indudable solidaridad o su constancia en el trabajo, y si les preguntamos a ellos, es posible que le intenten quitar importancia al asunto porque, sí señores, la modestia también forma parte de sus numerosas cualidades.
No esperan medallas, aunque las reciben; ni el reconocimiento de quienes jamás se han cruzado con ellos por el camino, aunque lo tienen. Cuestión de empatía, supongo, y una mezcla a partes iguales de fe, alivio y consuelo, que es, en definitiva, lo que todos esperamos de ellos.
Los chicos de «La Roja» siempre están cuando se les necesita, dispuestos a impedir que nuestro corazón deje de latir, a conseguir que la desesperación no nos gane la partida, a lograr que las lágrimas se conviertan en sonrisas y a prestarnos su pañuelo cuando eso no es posible.
Por eso hoy, cuando todos celebramos la victoria de la Selección española y aupamos a la condición de héroes a un puñado de chicos que han hecho leyenda a «puntapiés», apetece rendir desde aquí un pequeño homenaje a los auténticos héroes de «La Roja». Me refiero, por supuesto, a los voluntarios de la Cruz Roja que ayer, mientras España vivía en un campo de fútbol de Kiev, socorrían a los damnificados por el incendio de Valencia. No se llevan ni primas, ni portadas, pero ésa es una de las cosas que les hace grandes aunque los aplausos en Cibeles no sean para ellos.
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