África

El Cairo

La OTAN retoma los bombardeos sobre Trípoli

¡La guerra volvió ayer a Trípoli después de unos días de tranquilidad. A primera hora de la tarde, aviones de la OTAN sobrevolaron la ciudad a poca altitud, bombardeando varios objetivos en el centro de la misma, incluido el cuartel general de Gadafi.

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Se produjo una fuerte explosión y una cortina de humo en Bab al Azaziya, donde se cree que el coronel está refugiado en su búnker, del que contadas veces ha salido desde que los aliados empezaran su campaña de ataques selectivos en Libia.

Las baterías antiaéreas desplegadas en la ciudad respondieron disparando al aire y la maquinaria propagandística del régimen se puso en marcha rápidamente denunciando nuevas víctimas civiles en los bombardeos de los «cruzados», que también habrían golpeado otras localidades de Libia, según los dos canales de la televisión estatal. La emisora emitió ayer por la tarde imágenes de Gadafi paseando por Trípoli en un coche descapotable, con gafas de sol y un sombrero de explorador, supuestamente al mismo tiempo que habían caído los misiles sobre la capital.

Hacía días que la Alianza no bombardeaba Tripoli aunque sí objetivos militares en los alrededores, como el día anterior cuando atacó un depósito de municiones. Precisamente, la OTAN está siendo criticada porque sus incursiones no están obteniendo el efecto deseado, esto es, detener a las tropas de Gadafi y salvaguardar a los civiles.

Esta realidad es tristemente evidente en Misrata, donde las fuerzas gadafistas han recrudecido su ofensiva en los últimos días, causando decenas de víctimas, la gran mayoría de ellas civiles, según la ONG italiana Emergency, que ha conseguido llevar a un equipo médico hasta la ciudad, asediada desde hace semanas por los tanques de Gadafi. Durante todo el bloqueo, el puerto había sido el único punto de acceso a Misrata y la única vía relativamente segura para introducir ayuda humanitaria. Hasta ayer.

El Ejército de Gadafi bombardeó por la mañana el puerto así como otros barrios de esta localidad de 300.000 habitantes, donde cayeron unos 80 misiles Grad –de largo alcance y gran capacidad destructiva–, que han provocado la muerte de al menos 23 personas, según la agencia Reuters.

En un principio, se creía que éstas eran en su mayoría combatientes revolucionarios –los cuales han conseguido mantener el control del puerto, de vital importancia para los suministros–, pero los rebeldes denunciaron posteriormente que las víctimas eran casi todos civiles libios y varios egipcios que esperaban a ser evacuados.

La Organización Internacional de las Migraciones ha anunciado que uno de sus barcos que se dirigía a Misrata para evacuar a unos 800 trabajadores egipcios no ha podido alcanzar el puerto debido a la intensidad de los combates. El organismo calcula, además, que hay unos 6.000 trabajadores inmigrantes –la mayoría egipcios– bloqueados en Misrata y alerta de que sus condiciones son «desesperadamente preocupantes», pero dice que no puede hacer frente a sus necesidades ni evacuarlos a todos.

El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, se mostró ayer especialmente preocupado en este sentido y dijo que los esfuerzos deben centrarse ante todo en el aspecto humanitario de la crisis libia, después de reunirse con los representantes de la Liga Árabe, la Unión Africana, la Organización para la Conferencia Islámica y la Unión Europea, en El Cairo.

Todos coincidieron en la necesidad de que se declare un alto el fuego y se alcance una solución dialogada, que para cada uno de los organismos implica diferentes condiciones. Para Europa, Gadafi debe dejar el poder porque ha perdido su legitimidad, mientras que la Liga Árabe, la UA y la OCI se han mostrado más tibias y abiertas en este sentido. Ban ha vuelto a pedir que la comunidad internacional hable con una sola voz, algo que resulta cada vez más imposible.