Zaragoza

La faena de su vida

Zaragoza. Cuarta de la Feria de El Pilar. Se lidiaron toros de Núñez del Cuvillo, desiguales de presentación y con distintas hechuras. Bueno, el 3º y con buen pitón izquierdo, el 4º. El resto, con movilidad, pero sin entrega ni clase. Lleno en los tendidos.-El Fandi, de pizarra y oro, pinchazo hondo, descabello (saludos); aviso, pinchazo, estocada trasera (silencio). José María Manzanares, de azul y oro, estocada (oreja); estocada que hace guardia, seis pinchazos, aviso, descabello (silencio). Alejandro Talavante, de grana y oro, dos pinchazos, estocada, aviso (oreja); aviso, estocada (saludos). 

El extremeño bordó el toreo en la faena al tercer «Cuvillo»
El extremeño bordó el toreo en la faena al tercer «Cuvillo»larazon

Poco se puede esperar en el ocaso de la temporada. Error. Y de los grandes. Alejandro Talavante nos lo vino a demostrar con una apasionante faena, colmada de embrujo, de sorpresa, nunca teníamos claro por dónde vendría el buen toreo. Pero eso fue: un canto a aquella magia que te hace regresar a la plaza una y otra vez. Sin más historias. Un vuelco al corazón según se van trazando los muletazos, explosivos, profundos, sinceros, bellos. Todo cabe en el toreo a un núñezdelcuvillo jabonero que fue de oro y miel. Sin remedio entramos de lleno en la faena nada más comenzar, qué bueno todavía nos quedaba todo, en los muletazos que sirvieron de prólogo a la obra. Obra de arte efímera y a la vez eterna. Estaba Talavante comenzando a recrearse en la largura del pitón derecho, cuando encajadísimo, inamovible se cambió la muleta de mano por la espalda y el natural que dibujó tuvo fuerza para enganchar al más incrédulo. Qué maravilla. De película le había quedado. Pero Zaragoza fue a más, y de tanto ir, crujió en los espectaculares remates que sacó Talavante con aire del más allá de su amado México. La muleta que asoma por la espalda, un tercio tal vez, y por ahí guía la embestida de difícil resolución. Explosivo desenlace. Dio distancia para citar al natural. Un tú a tú que lo llenaba todo. Y ahí, sin pruebas, sin principios ni finales, lo bordó. Naturales largos, rotos e imaginación en los remates de las series de largo contenido. Fascinante final, roto ya Talavante, entregado al buen toro, toreando en la verticalidad, lleno de relajo, vacío, absorto para deslumbrar en naturales con un tercio de la muleta, bellísimos. Abandonado. Abandonados todos a lo que contemplábamos. La puñetera espada truncó el sino de su fin de fiesta, de un final grandioso de temporada. La faena soñada. Faenón. ¿La faena de su vida?
Otra cosa fue el sexto, rajado y que reponía con mala clase acortando terrenos. Lo de Talavante fue cuestión de fe. De tanto insistir nos sorprendió, y convenció. El delirio ya lo llevábamos escrito.

José María Manzanares, que también cerraba temporada, voló alto. Un día más. Poco dábamos por su primer toro que era violento y con poca entrega. Manzanares creyó donde otros escarbábamos. Y dejando al toro la muleta muerta logró una cambio sublime de embestida áspera por toreo sedoso. Ese don que tiene para ralentizar el toreo, bajarlo de revoluciones y revolucionar por la lentitud que se clava directa en la retina del buen aficionado. No iba el quinto, le costaba un mundo y apenas remataba nada. Difícil toro de despedida. Deja el listón elevadísimo con su temporada.

Con Fandi nos asustamos según estrenábamos el festejo. En un exceso de confianza, recreándose con el toro después de parear, el animal apretó hasta llevarse presa. Después, tragó con ese toro Fandi, que llevaba la cara muy suelta y recortaba. Otra cosita sacó el cuarto, sobre todo por el pitón zurdo. Iba más allá de donde le llevaron. Pero la faena de Fandi, siempre a media altura, sin mandar, cerró en banda lo que pudo ser importante. Así quedaba el toreo. Lo habíamos gozado de veras. Si fue la faena de su vida, la de Talavante, nos la habíamos llevado en la retina.

 

El cartel de hoy
Toros de la ganadería de Benjumea para los diestros Uceda Leal, César Jiménez y Salvador Vega

 

Gris fin de curso en Valencia
Iván Fandiño firmó lo más notable de un cierre de temporada sin demasiada historia. Los Valdefresno, con remate, tuvieron poca fuerza y menos fijeza lo que complicó el lucimiento de sus matadores. 2ª de la Feria de la Comunidad. Toros de Valdefresno, bien presentados, con cuajo, pero de muy poca fuerza y deslucidos. Ángel de la Rosa, ovación con aviso y silencio tras aviso; Leandro, silencio tras aviso y silencio; e Iván Fandiño, ovación con aviso y silencio. Un tercio de entrada.