F. C. Barcelona
Era traidor
El Kun Agüero no ha tenido buenos consejeros y de ahí que anunciara su marcha del Atlético con antelación suficiente para provocar una salida conflictiva e inadecuada. No ha sido elegante. Ha dejado al club a los pies de los caballos. Lo ha ninguneado cuando debió guardar más respeto y notable agradecimiento porque sin el Atlético no habría alcanzado la notoriedad de que ha gozado en Europa. El club se la jugó por él con un traspaso costoso cuando sólo era un mozalbete con futuro aunque sin confirmación.
Enrique Cerezo era consciente de que el jugador saldría del club si así lo deseaba. Tiene razón el presidente al entender que un jugador acaba marchándose si lo desea. Hacen bien en facilitarle la salida y no sólo por los millones que proporcionará a su exhausta caja, sino, simplemente, porque hay que pensar aquello de que tanta gloria le dé Dios como descanso deja.
Kun ha actuado de manera detestable. Trató de echar sus redes en el Bernabéu y el Camp Nou y ambas operaciones resultaron fallidas. En Barcelona tuvo en contra la alargada sombra de su suegro, Maradona, a quien no deseaban tener entre bambalinas. Las salidas de las figuras no dejan buen sabor de boca entre los aficionados. Kun era ya un traidor para la masa colchonera. Mejor la marcha.
Posdata. Pellegrini, en el Villarreal, prescindió de Ca-zorla, hubo que mandarlo al Recre y pagar por su recuperación. Ahora es la guinda de su proyecto malacitano.
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