AC/DC le va bien a la CNTC

El nombre del nuevo espectáculo de la Compañía Nacional de Teatro Clasico lo anuncia: estamos ante un menú degustación de tentempiés del Siglo de Oro. Y aun así, hay bocados sabrosos. En este caso, cuatro entremeses, tres «entresijos» y una mojiganga añadida con habilidad por Luis García Araus. La cocina corre a cargo de jóvenes «chefs» de la CNTC, que sirven un montaje con carácter, calidad y humor. También altibajos, algo lógico al ser tan plural. A la fresca revisión de «Los degollados», en la que Pilar Valenciano convierte en rockeros a cornudos y sacristanes, le sobra algo de «air guitar» y de exceso gestual. Pero se perdona por ver a Eva Trancón a lo Madonna en «Buscando a Susan desesperadamente» o por desmitificar a Calderón al ritmo de AC/DC.

Habita con soltura el verso el reparto, formado por actores de la CNTC y, sobre todo, de la Joven Compañía. Es tónica a lo largo del montaje, en el que trabajan con desenfado todos, desde Arturo Querejeta y Daniel Albaladejo, a nuevas voces como Francesco Carril y Mamen Camacho. El Juan Rana de Toni Misó es de lo mejor. Quizá porque lo es la versión que idea Héctor del Saz de otro «corto» calderoniano, «El toreador», toda una fiesta esperpéntica. Elisa Marina lleva «El muerto, Eufrasia y Tronera», de Bernardo de Quirós, a un estético antro de blues. Y divierte la más incorrecta de las breverías, «El cortacaras», de Moret. Aitana Galán acierta en imaginarlo en clave romántica. Ahora falta darles más fogones a estos cocineros.