EL CONTINENTE AISLADO por Luis del Val

Todas las leyendas y todos los tópicos contienen un poso de verdad. No es cierto que la mayoría de los escoceses sean tacaños, pero tampoco han dado a la sociedad un número avasallador de pródigos. Es injusto acusar al pueblo alemán de rígido, pero hay que reconocer que en la improvisación se mueven mejor los pueblos mediterráneos.

Cuenta una vieja leyenda que, a principios del siglo pasado, al tener que suspenderse la comunicación marítima por el Canal de La Mancha, debido a la niebla, la autoridad portuaria redactó un comunicado en el que se decía que, «debido a las intensas nieblas, el continente ha quedado aislado».

Otro de los tópicos consiste en atribuir a los conservadores británicos un pasado noble y haber estudiado primero en Eton y, luego, en la Universidad de Oxford. Bueno, pues, por línea materna y paterna, este hombre que aparece en la imagen, con problemas de visión, procede de una familia nobiliaria y, de otra rama, emparentada con las grandes finanzas, y, en efecto, para hacer bueno el tópico estudió en Eton y en Oxford.

El primer ministro ha decidido que la Unión Europea quede aislada de Reino Unido. Y ello ha desatado un gran alborozo en una parte de su partido y una previsible consternación entre los liberales que le sostienen en el Gobierno y la oposición laborista, que es claramente partidaria de la integración, es decir, de no dejar aislado el continente.

Puede que David Cameron haya actuado más como político que como estadista, y eso, el tiempo lo sancionará. Si la UE y el euro salen adelante, le va a ser difícil a Londres recuperar prestigio y liderazgo. Y si es verdad que en lo cultural siempre se sintió más identificado con el oeste y sus primos estadounidenses, que con el este, y sus parientes europeos, los primos americanos no suelen llevar a cabo concesiones en lo comercial. Y, si dentro de tres años, el euro está fuerte y la libra ha perdido consistencia, a lo mejor Cameron ya no está en el poder, pero los habitantes de Reino Unido seguirán en sus casas y en sus ocupaciones. Hay ocasiones en que las nieblas no se asientan sobre los puertos, pero aparecen nubes en los ojos. La nube en el ojo no indica ceguera, pero deforma la realidad y es un síntoma grave de la visión. Los oftalmólogos lo denominan cataratas y para su curación hay que cambiar el cristalino. Ahora bien, la nube en el ojo, la sensación de ver a través de la niebla, es un proceso degenerativo que se produce por la avanzada edad. Sin embargo, esta persona que se restriega el ojo derecho como si quisiera disipar las sombras es el primer ministro más joven de su país desde hace casi doscientos años. Será, pues, otro el motivo. A lo peor es esa niebla secular, esa visión heliocéntrica enquistada en Reino Unido, donde el sol reside en las islas y, si las brumas oscurecen el paisaje, quienes quedan aislados son los que viven en el continente.