Real Madrid

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Libertad de expresión por Julián García Candau

La Razón
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La actitud de Sergio Ramos, defender a su compañero Özil, entra en su condición de capitán del equipo. Es posible que su reacción, tras las broncas del entrenador al jugador alemán, hay quien la vea inapropiada. Es probable que muchos socios madridistas observen en José Mourinho reacciones de tipo salazarista, es decir, contrarias a la libertad de expresión.
Los problemas de convivencia del entrenador han tenido que ver con opiniones que no le han gustado. La guerra empezó con Jorge Valdano, cuya sombra veía como espectro fantasmagórico por todas partes. Luego, llegó el turno de Sara Carbonero, que, en su papel de periodista, opinó sobre los modos de Cristiano Ronaldo y ello obligó a su novio, Iker Casillas, a poner una cataplasma.
El propio Iker fue el tercero en las discordias. Osó conversar con sus amigos y compañeros de la Selección nacional, los barcelonistas Xavi y Puyol, para más señas, y ello le costó el castigo de sentarse en el banquillo en el Trofeo Santiago Bernabéu. Ha llegado el turno de Sergio Ramos, quien tiene la costumbre de decir lo que piensa y creo, además, que piensa lo que dice.
Alguien tenía que mostrar disconformidad en el vestuario y ése ha sido Sergio Ramos, uno de los mejores defensas del mundo. Éste, en este caso, actúa como ciudadano a quien rebelan ciertas injusticias.
Fue un acto de defensa de un futbolista que dentro del club puede ser amonestado o incluso multado si su conducta no es la adecuada, pero es inadmisible que le abronquen en pleno partido desde el primer minuto y en el descanso se le releve y, no sólo eso, se le carguen los errores generales.