Congreso de los Diputados
Zapatero admite que pedirá nuevos esfuerzos fiscales en septiembre
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró hoy que los "nuevos esfuerzos"que el Gobierno va a pedir, y que incluirá en los Presupuestos, irán dirigidos a los ciudadanos con "alta capacidad económica", y pidió el apoyo del líder del PP, Mariano Rajoy, en esta medida.
El Congreso echa el cierre tras un julio intenso, de los más intensos que se recuerdan. Algunos seguirán la faena en la Comisión de Trabajo para aprobar definitivamente la reforma laboral que el Gobierno envió hace ya un mes a la Cámara. Pero eso será la próxima semana. Ayer, el Palacio de San Jerónimo vivió su última sesión de control del curso político, y se notó la fatiga desde el minuto uno. «Muchas gracias, señor presidente del Gobierno». Con este lapsus comenzó Zapatero su última respuesta a Rajoy antes de las vacaciones parlamentarias. ¿En qué estaría pensando? La frasecita arrancó una sonora carcajada de los pocos diputados que a esas horas tempraneras ocupaban sus escaños. Rajoy había preguntado al presidente si pediría «nuevos esfuerzos» a los españoles, y éste en su primera respuesta se fue por las ramas. Al final, admitió: «Si hay que pedir nuevos esfuerzos para salir de la crisis, lo haré». Y apostilló que su intención afectará a quienes tienen «una alta capacidad económica».Lenguaje «desconocido»Rajoy le echó en cara algunos de los recortes aplicados por el Gobierno, que juzgó contradictorios con afirmaciones del propio Zapatero como aquella en la que dijo sacaría a España de la crisis con más protección a los desfavorecidos o ó que «una salida antisocial de la crisis sería injusta». El del PP le había recordado también aquella cita reciente con la que el presidente se comprometió a acometer las medidas necesarias «cueste lo que cueste y me cueste lo que me cueste», a lo que éste contestó al del PP que quizá ese lenguaje le resultara «desconocido» porque su actitud suele ser la de «no hacer nada que me cueste nada». Hasta aquí llegó el último cara a cara, pero como es habitual, y para no defraudar a su público en la despedida de curso, el duelo más intenso tuvo lugar entre la vicepresidenta primera y la portavoz del PP. Sobre todo cuando De la Vega acusó a los populares de «haber temido» el triunfo de La Roja por si «hubiera supuesto un mínimo optimismo» que beneficiara al Gobierno. Abucheos, protestas, pataleos e incluso algún epíteto fuera de tono se escucharon entonces desde una revuelta bancada del Partido Popular a la que Bono tuvo que llamar la atención hasta frenar la algarada. La respuesta venía a cuento –o no– de una pregunta de Sáenz de Santamaría sobre el balance del Gobierno del semestre español de la Ue, que ella misma se encargó de glosar, libreto en mano, con una cita de Don Juan Tenorio: «Por donde quiera que fui,/la razón atropellé/la virtud escarnecí,/a la justicia burlé/ y a las mujeres vendí./ Yo a las cabañas bajé,/ yo a los palacios subí,/ yo los claustros escalé / y en todas partes dejé/ memoria amarga de mí». Versos de despedida. De la Vega felicitó a su adversaria por su buena lectura, pero acto seguido le acusó de «deslealtad». Como ven, el cursó acabó como empezó. Últimas derrotas del cursoTambién en cuanto a las derrotas del PSOE en pleno en se refiere. Ayer, anotó las dos últimas (y ya van 36 en la legislatura) antes de las vacaciones: la más significativa, una enmienda que llegaba del Senado para extender a los autónomos sin actividad la ayuda de los 426 euros que ya reciben los desempleados de larga duración y que, pese a su voto en contra, obliga al Gobierno a cumplirla. Al menos sacó, aunque por la mínima (169 frente a 167 y gracias otra vez a la abstención de CiU y CC el techo de gasto a los Presupuestos que por la mañana había «tumbado» el Senado. ¿Hasta cuándo durará el oxígeno?Corbacho no defiende la reforma laboralnSorpresa y perplejidad en la Cámara Baja. El pleno se disponía a debatir sendas enmiendas de sustitución al proyecto de ley de reforma laboral de ERC-IU-ICV y BNG cuando el presidente del Congreso conminaba al ministro de Trabajo a defender el texto del Gobierno si así lo deseaba. Pues no lo deseó. Celestino Corbacho declinó la invitación y los firmantes de las enmiendas procedieron a la defensa de las mismas. La perplejidad se tornó en indignación al comprobar que Corbacho salió a los pasillos, al término del debate, a exponer los objetivos de la reforma a los periodistas.
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