El Gobierno regulará «en días» las sociedades que absorberán activos tóxicos

BARCELONA- Desde que comenzó la crisis económica, España arrastra varios problemas estructurales. Quizá uno de los mayores es el estallido de la burbuja inmobiliaria y las consecuencias que todavía sufre el sector bancario. El ministro de Economía, Luis de Guindos, citó ayer este problema durante un almuerzo-coloquio en el foro Tribuna-Barcelona (foro que reúne a destacados empresarios de la sociedad catalana) y, acabada su intervención, anunció ante los periodistas una de las medidas paliativas que prepara: dar la posibilidad de crear sociedades para aislar los activos inmobiliarios que lastran los balances contables del sector financiero. Es decir, que no habrá un banco malo, sino que cada entidad podrá crear el suyo propio.

De Guindos evitó dar detalles sobre esta normativa que el Gobierno aprobará «en las próximas semanas». Será, eso sí, voluntaria. «Las entidades que tienen estos activos inmobiliarios los podrán ir sacando (de su balance) con ventas parciales o a través de sociedades, eso se irá viendo», comentó el ministro. En cualquier caso, aseguró que se venderán «a precios de mercado».

En un principio, quienes se acogerán a estas sociedades intermedias serán, mayoritariamente, aquellas entidades que han experimentado un proceso de bancarización, ya que son las que acumulan más activos tóxicos. «Algunas entidades ya han hecho los ajustes y lo podrán hacer rápidamente (crear estas sociedades) y otras tendrán que esperar a que pase el ejercicio en curso», previó De Guindos.

El gran interrogante es saber si se va a destinar dinero público para adquirir estos activos. «En principio no», explicó el ministro, quien anteayer abordó este asunto con el comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia. Ahora sólo falta rapidez y transparencia –las condiciones que exige el Banco Central Europeo– para completar la segregación de estos activos tóxicos.
De Guindos inició su intervención en Tribuna-Barcelona hablando de «malas noticias» como el gigantesco endeudamiento que sufre España, pero también quiso subrayar que hay «dos rayos de esperanza». Uno de ellos es que el año que viene, por primera vez desde que comenzó la crisis, España estabilizará su deuda en relación al PIB, es decir, que no seguirá aumentando. «Esto facilitará la financiación de la economía», celebró el ministro.

La otra «buena noticia» es que la competitividad de las empresas españolas permitirá presumir, por ejemplo, de «superávit comercial con Francia», lo cual es un signo de la saludable balanza de pagos por cuenta corriente de España.

El FMI pide un «diagnóstico»
El Fondo Monetario Internacional (FMI) reiteró ayer la necesidad de que España «profundice» en las reformas del sistema financiero y realice «un diagnóstico integral de los activos problemáticos» de la banca. «Los análisis preliminares confirman la necesidad de que las autoridades avancen y profundicen las estrategias de reforma para encarar las vulnerabilidades que restan y construir fuertes colchones de capital en el sector financiero», aseguró el portavoz del Fondo, Gerry Rice.

Bankia seguirá sola y apuesta por la rentabilidad
El presidente de Bankia, Rodrigo Rato, dijo ayer que la entidad está centrada en completar el engranaje de fusión de las siete cajas de ahorros que la componen, así como en su rentabilidad. Pero advirtió de que «si surgen oportunidades empresariales, las aprovechará». Durante su intervención en la escuela de negocios Esade, en Barcelona, Rato explicó el papel de Bankia en la reestructuración del sistema financiero y afirmó que la entidad ya hizo una apuesta por una fusión de tamaño, y que «quizás otros la hagan después». Para Rato, Bankia está inmersa en un proceso que «requiere completar el engranaje de fusión de verdad» y defendió que «la entidad ya tiene un tamaño considerable», en un momento en el que se especula sobre las necesidades de fusión. «Estamos inmersos en un contexto de reducción de tamaño y no de expansión del sistema financiero», según Rato, que aseguró que su entidad apuesta por la eficiencia y la rentabilidad. Se está empleando mucho tiempo en la reducción de gastos para acomodar estructuras y «en ser cuidadosos con la morosidad y con las provisiones», según el presidente.