Comunidad de Madrid

La otra

La Razón
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Entre chicas anda el juego. Que el Gobierno azuza a la Comunidad de Madrid con el arma de los sindicatos es evidente. José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno paga pesebres y exige a cambio dos prestaciones: la primera, no hacer huelgas en territorio socialista. La segunda, organizarlas en terreno popular. Hasta aquí, todo previsible. Pero la sañuda intervención de la señora María Teresa Fernández de la Vega contra la señora Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid tiene carga de profundidad. En realidad da para un psicoanálisis. Las dos son rubias de bote, pero Esperanza no es pelo pincho. Las dos son delgadas, pero sólo una preocupantemente flaca. La una va de alta costura en plena crisis, la segunda se viste de Zara y llama la atención sin gastar. La vicepresidenta adora y pelotea al jefe, la presidenta madrileña no pelotea a nadie y menos a su jefe. Mari Tere es plebeya y va de noble, Espe es noble y va de plebeya. Si se fijan, la madrileña debería ser socialista y la otra, conservadora. Sólo un extraño azar las ha puesto en el bando contrario y además directamente enfrentadas en la batalla. Maria Teresa Fernández de la Vega ha criticado en Esperanza Aguirre mucho más que una cuestión política. Ha rivalizado, con la excusa huelguística, con la única mujer que ensombrece su reinado nacional. La «otra» de la que se dice: «Qué bemoles. Tendría que ser presidenta». Aquí se ha dirimido un conflicto freudiano que ha hecho perder los nervios a la vicepresidenta, de ordinario tan controlada, y le ha hecho cantar con despecho la copla de la mujer desplazada: «Yo soy la otra, la otraaaaa…».