Conciliación
Estudiar o trabajar por Fernando Chornet
Nadie pone en duda que las empresas buscan trabajadores cualificados, o lo que es lo mismo, con estudios y experiencia. La experiencia se consigue con años de trabajo y nunca es demasiada. Siempre es mejor tener cinco años de práctica en el sector que solamente uno. Pero ¿ocurre lo mismo con los estudios?. Las empresas tienen claro qué tipo de perfil buscan para cubrir un puesto determinado y, en muchas ocasiones, un currículum que supere ampliamente los requisitos exigidos, es rechazado tan rápidamente como uno que no los alcance, ya que se piensa que una persona con semejante currículum se irá de la empresa en cuanto encuentre algo mejor.
Entonces ¿cuándo se debe dejar de estudiar?. Nunca debe uno de dejar de actualizarse, con formación dentro o fuera de la empresa, para hacer mejor su trabajo. Para eso existen programas de extensión y herramientas como «mentoring», «coaching», «outdoor training», etcétera.
Ahora bien, se debe analizar cuándo es el momento de poner fin a los estudios formales. Antes de matricularse en un nuevo curso, máster o carrera debe plantearse el coste de oportunidad de su decisión. O sea, a qué se debe renunciar para poder llevar cabo la opción elegida. Esto se hace preguntándose ¿a qué renuncio para seguir estudiando?. El futuro estudiante deberá tener en cuenta el tiempo que perderá de experiencia laboral, el dinero no cobrado durante ese tiempo y el coste que supondrán los nuevos estudios. Eso será realmente lo que esté pagando por su formación.
Asimismo, debe valorar qué beneficio obtendrá por hacer esos estudios y cuánto tiempo tardará en recuperar su coste con los nuevos conocimientos adquiridos.
Hoy en día, con la gran crisis que nos azota y con más de cinco millones de parados, el coste de oportunidad es mucho menor que el que habría en una sociedad en época de bonanza económica, donde es fácil encontrar trabajo.
Por lo tanto, y como conclusión, animo a estudiar y seguir la formación educativa, más aún en estos momentos donde nunca estudiar ha sido tan barato, tanto por costes directos como por costes de oportunidad. Es una decisión que debe meditarte y analizarse en profundidad.
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