Cataluña

Pere Arquillué saca punta a Beckett

Un hombre que tiene mayor comunicación con los muertos que con los vivos, eso es el giro de «Primer Amor». 

La Razón
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barcelona-Hay personas que no creen en el amor, algo un poco raro, porque nadie ha dicho nunca lo que es el amor en realidad, o lo han dicho tantas veces y de formas tan diferentes, que parece imposible que haya alguien que no crea ninguna de ellas. Es fácil no creer en fantasmas, o extraterretres, o en el monstruo del lago Ness, ¡pero en el amor! El amor, por tanto, es todo lo que el hombre quiere que sea, y sólo los hombres que quieren que sea algo estruendoso y más grande que la vida misma valen la pena. Samuel Beckett no vale la pena, pero es un escritor como la copa de un pino.Un proyecto personalLa Villarroel Teatre acoge del 15 de julio al 1 de agosto el montaje «Primer Amor», de Samuel Beckett. Basado en una novela breve o un cuento largo, según se mire, del premio Nobel irlandés, padre del teatro del absurdo, de «Esperando a Godot» o «Días felices», secretario de James Joyce, y un largo etcétera de cosas extraordinarias. En 1946 escribió la historia de un hombre derrotado, que tras la muerte de su padre es expulsado de su casa. Inadaptado, sin mucho respeto por sus semejantes, incapaz de empatizar o comunicarse con normalidad con otro ser humano, vive lleno de dudas, sentado en un banco en el parque, meditabundo, con las ideas más estrafalarias en la cabeza. Un día, conocerá a una mujer, que se sentará junto a él en ese banco. A pesar de la timidez, los complejos y la falta de carácter, comenzarán una conversación, que acabara por convertirse en ese primer amor, y único, de este hombre sin atributos.El montaje es un proyecto personal del actor Pere Arquillué, que se enamoró de este personaje. «Un hombre patético, que por lo que cuenta te ríes, pero lo que calla es trágico y realmente terrible», afirma el actor.Una pareja de directores, que no se conocían entre sí, son los responsables de mover a Arquillué sobre el escenario, limitado a una silla y una bombilla. Ellos son Àlex Ollé, miembro de la Fura dels Baus, y Miquel Górriz. «Quería alguien que no me conociese, que me ayudase a romper manías y hemos conseguido una comprensión mútua maravillosa», asegura Arquillué, quien no duda en afirmar que le encantaría continuar interpretando al personaje durante años.