Sevilla
PSOE e IU consuman el veto a los alcaldes con bronca política incluida
Oña denuncia la «venganza» del Partido Socialista al perder las elecciones municipales
La mañana parlamentaria comenzó con revuelo y acabó en una de las mayores broncas políticas de la legislatura. La mecha se encendió cuando ni siquiera había arrancado el Pleno en el que se aprobó la propuesta auspiciada por el PSOE y apoyada por IU para que los alcaldes y presidentes de diputación no puedan ser parlamentarios. Inesperadamente, la presidenta del Parlamento envió a un funcionario de los servicios de seguridad para evitar que los 47 diputados del PP y un centenar de alcaldes de este partido en Andalucía se hicieran una fotografía a las puertas de la Cámara. Arenas asumió la responsabilidad y mandó que las cámaras apretaran el botón.
Los ánimos estaban caldeados. La propuesta, dentro del paquete de 28 medidas de transparencia y calidad democrática, fractura la estrategia del Partido Popular, que ha hecho de los alcaldes su escaparate político. 17 regidores de esta formación se sientan en el Parlamento. Entre ellos, los que ostentan alcaldías de capitales de provincia como Sevilla, Juan Ignacio Zoido; Córdoba, José Antonio Nieto; Córdoba, Pedro Rodríguez; o Jaén, José Enrique Fernández de Moya. Podrán mantener su escaño hasta la disolución de la Cámara esta legislatura. No será así a partir de las próximas elecciones, a menos que lo impida alguna decisión judicial, una vía que el PP ya ha avanzado que va a explorar. También se ve afectado el parlamentario de IU y alcalde de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo, que ayer votó en contra de la medida. El movimiento de ficha –interpreta el PP– es una apuesta táctica para sacrificar la cabeza de Gordillo, que representa el ala más radical del partido, y dejar el camino expedito para un pacto electoral en el caso de que el Partido Popular resbale en los próximos comicios.
Con este telón de fondo, la bronca estalló durante el turno de posicionamiento del Partido Socialista, a cargo del parlamentario José Muñoz. Los diputados del PP le reprocharon que se excediera holgadamente en el tiempo que tenía asignado, si es que al final no acabó doblándolo. En cuatro o cinco ocasiones repitió que «Huelva, Sevilla y Cádiz se merecen alcaldes trabajadores, que trabajen al cien por cien» (Teófila Martínez es diputada, no parlamentaria) y cada una de las veces rezongó al unísono la banca popular.
El plenario se convirtió en un gallinero. La presidenta de la Cámara, Fuensanta Coves, llamó reiteradamente al orden a los diputados para que se callaran y al diputado del PSOE para que fuera acabando. Tuvo que tomar también la palabra el vicepresidente primero del Parlamento Manuel Gracia, dando luz verdes a las «opiniones libres» de Muñoz. Parlamentarios de una y otra bancada se intercambiaban reproches, la vicepresidenta segunda del Parlamento, María José García-Pelayo (PP), también se levantó para mostrar su disconformidad sobre la generosidad en el tiempo atribuida al diputado del PSOE, igual que lo hacían otros parlamentarios del PP. Al final la presidenta del Parlamento estalló: «Estamos dando un espectáculo lamentable. Son imágenes de las que nos vamos a arrepentir con total seguridad». Los diputados del PSOE se levantaron para aplaudir al diputado socialista; los del PP coreaban: «Alcal-des-sí, E-RES-no».
Antes, Esperanza Oña subió al atril y dejó un discurso –«no sé si será mi última intervención», deslizó– vehemente. Más que en otras ocasiones. Ella es una de las afectadas como alcaldesa de Fuengirola y se encargó de recordarlo, agradeciendo a los ciudadanos del municipio malagueño que no le hayan recriminado la compatibilidad dándole un apoyo creciente durante seis legislaturas. Oña denunció una «persecución a cargos electos» y una «venganza» del PSOE por «no aceptar los resultados electorales» del 22 de mayo. El PP aventajó al Partido Socialista en más de 290.000 votos. «La izquierda tiene enquistada la venganza desde el 22 de mayo y la están realizando con violencia».
Salió al paso de una de las críticas más repetidas por el PSOE, al asegurar que en Galicia, donde existe este régimen de incompatibilidad, la iniciativa salió por consenso y no «como consecuencia de unos resultados electorales».
También tuvo palabras para Valderas, al que le recordó que compatibilizó al mismo tiempo los cargos de alcalde, portavoz en la Diputación y diputado autonómico. Ahora, «con un cinismo a borbotones», abundó, «vende a su compañero de escaño por ser consejero y número uno por Sevilla». «Un Gobierno con el que ambos sueñan –en referencia a Griñán–, pero que no se producirá». Valderas, por su parte, calificó la medida de incompatibilidad de cargos como «como la menos importante de todas las que se han debatido» y pidió que se diera un paso más en la transparencia, facilitando el camino a las comisiones de investigación o con la publicación de todas las donaciones que ingresan los partidos. «Que los partidos se conviertan en palacios de cristal».
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