La última vida de Benzema

MADRID- Mourinho va a comprar el pan y pide un «9». En el quiosco pide un «9». Y si pide menú en el restaurante, siempre un «9». Porque tiene uno, pero no le gusta. Insiste en Benzema porque no tiene otro hasta que Higuaín se recupere dentro de unos meses. Y siempre con la esperanza de que el francés acabe por convencer al club de que necesita otro delantero.

Benzema agotó ayer la paciencia de su entrenador. Estaba el partido empatado a uno y Kaká llevaba un buen rato calentando cuando Mourinho decidió que ya era hora de que entrara el brasileño. Su idea era que si al equipo le quitas el «9» y le sumas el «8» el resultado es positivo. Esa extraña resta ronda la cabeza del entrenador del Real Madrid desde que el brasileño se recuperó. Si quito 9 y sumo 8, el equipo gana.

Una solución temporal
«Buscamos un delantero cedido para los próximos seis meses», explicó Valdano ante las cámaras de Canal Plus. Un jugador que resuelva de manera temporal los problemas del Real Madrid. «No es que no nos guste Karim», aclaraba Mourinho en su conferencia de prensa, «es que no tenemos otro». «Busco en el banquillo y tengo a Granero, a Gago y a Lassana. Y en la grada, a Garay y Mateos. No hay atacantes», se justifica.

Por eso entra Kaká, porque es lo más parecido a un delantero que tiene y porque el equipo necesitaba soluciones. Karim Benzema lo intenta, se esfuerza incluso en el trabajo defensivo, en la presión y en la recuperación de balón. A su ritmo, claro. Pero cuando llega arriba, normalmente es Cristiano el que marca los goles.

El cambio no le ayuda, aunque Casillas encuentra una manera optimista de entender las decisiones de Mourinho. «A lo mejor a Karim le sirve de motivación», explica el portero internacional. Es una posibilidad. Otra es que se hunda dentro de sí mismo y no sea nunca el jugador por el que Florentino Pérez pagó 36 millones de euros. Sobre la idea de fichar otro delantero, Casillas no opina. «Como capitán, tampoco tengo nada que decir. Eso son decisiones del club», afirma. Karim ya no tiene crédito.

A Mourinho se le ha acabado la paciencia con Benzema. Y algo parecido le sucede a Quique Sánchez Flores con Forlán. Porque el entrenador rojiblanco también sustituyó al uruguayo. En su caso era peor. El equipo ya perdía por 2-1 y se quedaba sin su delantero centro, sin el jugador que había marcado su gol y había lanzado otro remate al poste.

No aportó demasiado más el «7», pero tampoco había nada detrás que lo mejorara. Hace años el fútbol no se entendía sin un delantero centro. Ahora, para algunos, empieza a ser imposible jugar con uno.

De Gea, con la mano vendada
Joel calentó durante casi toda la segunda parte. Un golpe de Cristiano Ronaldo en la mano de De Gea obligaba a la precaución. El médico le visitaba por detrás de la portería. «¿Cómo estás?». «Aguanto». Y siguió en la portería hasta el final del encuentro. Después, cuando acabó el partido, no había espacio para el disimulo. El portero rojiblanco, salió del vestuario con la mano derecha vendada. Hoy se le realizarán pruebas para conocer el alcance de la lesión. Ninguna noticia buena para el Atlético en su visita al Bernabéu. A los rojiblancos les gusta respetar las tradiciones.