Atenas

Boda en Grecia: el encuentro más esperado

La Reina, durante la velada en la isla de Spetses
La Reina, durante la velada en la isla de Spetseslarazon

Aunque todos acudieron a la boda de Victoria de Suecia y Daniel Westling celebrada el pasado 19 de junio en Estocolmo, no había testimonio gráfico de los hijos de los Reyes juntos en la capital sueca. Tampoco se ha podido ver a la Familia Real al completo en el Palacio de Marivent. Y es que el día que las infantas Doña Cristina y Doña Elena desembarcaron en Palma de Mallorca, Don Felipe y Doña Letizia iniciaban sus vacaciones privadas. Al parecer, los Príncipes de Asturias y sus hijas han disfrutado las últimas semanas de un crucero por el Mediterráneo en compañía del primo de Don Felipe, Pablo de Grecia y Marie-Chantal Miller. Estos días de descanso han coincidido con las jornadas náuticas y de compras que las hijas de Don Juan Carlos y Doña Sofía pasaron en Palma junto a los nietos de los Reyes, su prima María Zurita y Rosario Nadal, ex de Kyril de Bulgaria.

Tal era la expectación creada, que incluso se han insinuado ciertas desavenencias entre Doña Letizia y sus cuñadas. De ahí el interés que despertó ayer entre los fotógrafos la llegada de los Príncipes, las Infantas y Don Iñaki Urdangarín a la cena que ofrecieron Nicolás de Grecia y Tatiana Blatnik en la noche previa a su boda, que tendrá lugar hoy en la isla griega de Spetses.

Disipando cualquier duda y sin tensión alguna en el ambiente, tanto la Princesa como las Infantas se mostraron muy sonrientes, y no dudaron en posar durante varios momentos para los «paparazzi». Acordes con el protocolo que marcaba la invitación, la Familia Real española acudió a la cena con un «look» veraniego, apostando por el blanco ibicenco todos ellos salvo Doña Cristina, que se decantó por un vestido vaporoso estampado. Además, y como ocurriera el verano pasado, Don Felipe aprovechó el descanso estival para dejarse crecer la barba.

Ensayo general
A los Príncipes y a las Infantas también se unió Doña Sofía, que lució un elegante vestido de inspiración oriental, que también tenía toques del «Adlib» de las pitiusas. La Reina vivirá este enlace en su tierra natal como un momento muy especial. Y es que se trata de la primera boda Real griega en 46 años después de que los padres del novio se dieran el «sí quiero» en Atenas.