Maravillas de una cara con ángel

BARCELONA- Después de los magos juveniles de «Harry Potter», y los vampiros adolescentes de «Crepúsculo», el nuevo fenómeno que busca conquistar los corazones de medio mundo son los ángeles. La escritora Danielle Trussoni ha comenzado a contagiar esta fiebre con «Angelology» (Planeta), una novela que nos introduce a los nefilim, descendientes de la unión entre ángeles y humanos, criaturas de una belleza y crueldad inimaginables. «Estamos rodeados por representaciones de ángeles, en pinturas, esculturas, frescos, gravados, pero esta sobreexposición ha hecho que no nos demos cuenta. Su figura es muy importante para nuestra cultura y me sedujo la idea de recuperar su importancia», señala Trussoni.La novela sigue los pasos de Evangeline, una joven novicia que descubrirá un fatal secreto de su familia que le pondrá en contacto con los malvados neofilim. Desde un convento en Nueva York, viajará por medio mundo acosada por estas criaturas celestiales, en medio de su batalla con los angeólogos. «No quería hacer una historia "new wave", sino ser teológicamente precisa. Leí muchos textos, desde la Biblia a los evangelios apócrifos. Todo lo que explico está documentado. Me he limitado a inventar los detalles y sus características físicas y psicológicas», comenta Trussoni.La escritora ya ha vendido los derechos de la novela al cine, a la productora de Will Smith, una película que dirigirá Mark Forester. Mientras tanto, ahora está acabando la segunda parte de la serie, centrada en la historia de amor de Evangelina. Sin embargo, no le gustan las comparaciones con Stephanie Meyer o J. K. Rowling. «Su éxito es fantástico y es un orgullo, pero mi libro es diferente y único en sí mismo», afirma la escritora.Después de que los niños quisiesen tener baritas mágicas y volar subidos a una escoba y los adolescentes soñasen con ser seducidos por vampiros inmortales y poderosos, ahora toca idealizar a estos neofilim y su gran batalla en la tierra. «Desde Babilonia existen criaturas con alas, nos dan esperanza», concluye Trussoni.