Actualidad
La izquierda cainita por José Clemente
El Contexto
Decía Antoine de Saint-Exupéry que el hombre se descubre cuando se mide a un obstáculo, y parafraseándole el jueves en un hotel de la ciudad el catedrático de Derecho del Trabajo y miembro de la Real Academia de Jurisprudencia, Juan Antonio Sagardoy, remataba su pensamiento con otra lapidaria frase al afirmar que «ni los mercados, ni los empresarios son un monstruo que anda por ahí buscando ver a quién hacen daño, sino instituciones que nos dan dinero y facilidades para desarrollarnos y crecer». Para este experto en materia laboral, que fue coautor del Estatuto de los Trabajadores desde el punto de vista jurídico y ha asesorado a los gobiernos de Adolfo Suárez, Felipe González, José María Aznar, lo intentó con Zapatero y ahora lo hace con Rajoy, que estuvo ayer en Murcia para explicar a los empresarios de la Región las claves de la reforma laboral, los empresarios quieren crecer y ganar dinero, no despedir y cerrar las empresas. Por eso se detuvo en algunas de las claves de la reforma laboral al explicar que Francia, Reino Unido y, sobre todo Alemania, habían amortiguado la crisis gracias a reformas parecidas a la de Rajoy, que permite una mayor movilidad en la contratación toda vez que libera a los inversores, emprendedores y empresarios del pago de indemnizaciones injustas en función de la productividad. Para Sagardoy, los sindicatos han pensado y piensan más en el puesto de trabajo que no en el trabajador, una vieja idea franquista que no se adecúa a los tiempos que corren y que son los que permiten mantener el puesto de trabajo hasta que la empresa cierra y entonces se pierde todo, el lugar de trabajo y los derechos legítimos de los trabajadores. En este marco de crisis generalizada y de crisis de modelo se encuentra España y todo el mundo Occidental en el que estamos y al que pertenecemos, y sólo nos vale fijarnos y aplicar aquellas medidas que permiten –con paciencia y una caña-, salir de esta coyuntura endemoniada cuyo principal síntoma de deterioro es el desempleo, que no para de crecer y nos arrastra a una recesión sin paliativos. Ya no se trata del Estado de Bienestar, sino de la propia supervivencia, por eso son cada vez más los expertos que creen que la reforma de Rajoy es buena y popular, porque obliga a remodelar el mercado laboral con cargo a los trabajadores, pero también fuerza a las entidades financieras a dar dinero, bajar el euribor, aceptar la dación como forma de pago, mantener los 33 días mensuales por despido procedente y ayudar a los emprendedores y creadores de empleo incentivando la contratación y las medidas fiscales para que puedan poner en pie nuevas empresas.
- DIÁLOGO
Todo conflicto, aún siendo de intereses, puede resolverse mediante el diálogo. Una negociación, claro, que debe quedar desvestida de cualquier signo de violencia, hipocresía, chantaje y, sobre todo, de acudir a ella con la idea preconcebida de su incumplimiento. La dureza o inflexibilidad en las negociaciones no reside en las palabras gruesas, ni en el levantarse como fórmula de presión, sino en el convencimiento de que uno está en posesión de la razón. En España estamos poco o nada acostumbrados a ello. Los sindicatos, habitualmente, suelen dar portazos, aspavientos o levantamientos de reuniones con una frecuencia que deberían hacerse ver. Desde el primer día, Rajoy en Madrid y Valcárcel en Murcia han ordenado a sus ministros la activación de esas mesas de negociación, donde se ha exigido a los sindicatos 2,5 horas más de trabajo para ahorrar y evitar despidos, así como la congelación de los salarios hasta la llegada de tiempos mejores. Nada fuera de toda lógica cuando todavía nos llegan sustos a diario de Bruselas o Nueva York sobre la salud de la economía del mundo desarrollado. ¿Cómo vamos a mantener el Estado de Bienestar si entre los 35 y los 55 años trabajamos 50.000 horas con las que mantenemos las pensiones, el subsidio de paro, la Sanidad y la Educación, además de muchas otras cosas, y entre los 55 y los 82 años (actual esperanza de vida de los españoles) vivimos otras 72.000 horas sin capacidad productiva? Esto se lo explicaron a Zapatero y parece ser que lo entendió, por eso cuando llegó a España propuso alargar la edad de jubilación.
- RESPUESTA
La difícil coyuntura de los sindicatos españoles y de la izquierda en general, los primeros por acallar las protestas bajo el mandato socialista mientras se alcanzaba la cifra de seis millones de parados y la cada vez menor afiliación a ellos, les ha llevado a un callejón sin salida del que ahora quieren salir. Por eso han acudido a las mesas de negociación con ideas preconcebidas hasta la elección de Rubalcaba como el «sumo sacerdote» que les sacaría del atolladero. Y el mensaje no ha podido ser más claro: A la calle hasta que arda España entera. El PSOE e IU-V buscan que nuestro país se parezca a Grecia. Lo de menos es el coste, los empleos que se perderán, los años de atraso que esa situación nos traerá. Ganar la calle con violencia, como hemos visto en Valencia o Barcelona puede incluso provocar la caída de Rajoy, como ya sucedió en Atenas con Papandreu. No quieren mejorar la situación apurando las negociaciones hasta última hora de la noche, y aprovecharán miserablemente el atentado del 11-M para atacar al PP porque la semana siguiente estarán de «puente» en una casa rural. La respuesta es la no colaboración, y ante tan escaso patriotismo lo que queda es hacer lo que debemos hacer y no otra cosa. La calle la llenarán los fracasados del 20-N y todos los que no supieron o no quisieron hacer nada por llegar a la situación actual, en la que el PP apenas lleva 60 días y no es responsable de nada.
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